lunes, 28 de agosto de 2017

Inercia

Hoy, en contra de todos los designios, escribo para mí.
Hoy abandono la mente de mi amada heroína, pese a sus insistentes quejas desde el fondo de mi mente. Hoy dejo los artículos que ya debería haber escrito, los capítulos que ya debería haber revisado. Y escribo para mí sin tener un rumbo claro, sin saber qué decir.
Hoy tengo la necesidad de hablar sobre nada en particular. Dejo la mente vacía, todo lo vacía que me es permitido, y las voces salen. Las voces salen y los dragones rugen. Los dragones que antes gobernaban mi mente y ahora se hayan dormidos. Que donde antes volaban ahora sólo quedan sus huesos. A veces me pregunto por qué.
Es extraño sentir como tantos aspectos me llaman a la vez y ninguno es capaz de hablar por encima del resto. Tantas aficiones disonantes con un solo nexo de unión en común y no ser capaz de decantarse por una sola.
Las notas de Gareth Coker se me vienen a la cabeza, inundándola y llenándome de paz. Se vienen a mi mente todos los mundos que he vivido y también la lista de los que ya debería haber visitado, tanto los que provienen de juegos como de libros, películas y series. Consumo poco, me digo, y debería consumir más. La lista es amplia y diversa. No hay día en el que no aparezcan nuevos nombres en ella.
Siento que desperdicio mi tiempo. Que desperdicio mis noches. Debería exprimirlas como si cada una de ellas fueran las últimas, como indican esos malditos panfletos motivacionales que no soporto y de los que no me creo nada. Pero la inercia es más fuerte. Quiero cambiarlo, quiero vivir mundos nuevos, beber historias nuevas con las que poder elaborar las mías propias.
El miedo no tarda en apoderarse de mí. Las voces que apuntan al fracaso, que recuerdan las derrotas… El miedo ya no por no lograr, sino por olvidar. Olvidar las aventuras que ya viví, los lugares que ya exploré, las lenguas que hablé. El miedo me paraliza, ese miedo a fallar tan arraigado. Quiero cambiarlo. Pero una vez más, la inercia es más fuerte.
Me separo de la pantalla una noche más para sumirme en los sueños, tan extraños ellos, prometiéndome a mí mismo que el día de mañana cambiaré una vez más mi estrella, como ya lo hice en su día. Mi lobo blanco está de mi lado, lo sé. Tal vez la vena Tuk tome las riendas una vez más. Pero temo que la inercia siga siendo demasiado fuerte.

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