A veces, los caminos de la vida que se separan hacia direcciones totalmente opuestas vuelven a unirse. En ocasiones resulta ser de forma imprevisible, de la misma forma que las aguas de un río seco vuelven a su curso original tras años recorriendo una ruta alternativa. Situaciones y hechos que pareciendo imposibles de retomar, vuelven a confluir en un solo cauce, como si estuviese fijado de antemano que ambas sendas deban permanecer unidas... como si estuviesen destinadas a permanecer juntas, pese a los innumerables contratiempos que puedan producirse durante la travesía.
Lo cual nos lleva a sacudir con la cabeza y negar dicho suceso. ¿Qué otra alternativa nos queda? Ya que... ¿acaso existe el destino? Y de ser así, ¿hasta qué punto están descritas y selladas nuestras vidas, a qué se reduce nuestra supuesta libertad?
Tal vez nada de esto importe, tal vez prefiramos pensar que se trata de algo carente de sentido alguno, que no existe el destino y que somos responsables de cada uno de los actos que llevamos a cabo durante la vida. Tal vez sea esto lo cierto, y todo lo anterior no dejen de ser fantasías forjadas por el azar y la casualidad, por el hecho de que el mundo es un pañuelo. Tal vez.
O tal vez, no sea nada más que una idea más fácil de aceptar para nosotros, algo más sencillo de asumir en lugar de lo que a veces se presenta ante nuestros atónitos ojos como una evidencia.
Lo cual nos lleva a sacudir con la cabeza y negar dicho suceso. ¿Qué otra alternativa nos queda? Ya que... ¿acaso existe el destino? Y de ser así, ¿hasta qué punto están descritas y selladas nuestras vidas, a qué se reduce nuestra supuesta libertad?
Tal vez nada de esto importe, tal vez prefiramos pensar que se trata de algo carente de sentido alguno, que no existe el destino y que somos responsables de cada uno de los actos que llevamos a cabo durante la vida. Tal vez sea esto lo cierto, y todo lo anterior no dejen de ser fantasías forjadas por el azar y la casualidad, por el hecho de que el mundo es un pañuelo. Tal vez.
O tal vez, no sea nada más que una idea más fácil de aceptar para nosotros, algo más sencillo de asumir en lugar de lo que a veces se presenta ante nuestros atónitos ojos como una evidencia.