jueves, 27 de agosto de 2009

Desde la Isla Tuerta...

Todos los hombres de la familia habían heredado en mayor o menor medida, la habilidad de abstraerse de todo cuanto les rodeaba, en cuestión de un puñado de segundos. Y se trataba de algo sumamente útil en muchas ocasiones, pese a los inconvenientes que podía acarrear en algún que otro momento inoportuno. El benjamín de la familia era el que mejor dominaba la técnica, que emplea sin pudor alguno en cualquier momento que creyese conveniente. Y eso significaba que pasaba ausente la mayor parte del tiempo. Su hermano mayor, por el contrario, se lamentó de no haber tratado de ignorar las órdenes de su padre, mientras lo seguía y se mentalizaba para realizar lo mejor posible la tarea de limpiar y reponer toda esa aceite perdida. [seguir leyendo]
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Desvié la mirada, y me concentré en el tazón de desayuno que tenía delante de mí. Inmediatamente dejé de escuchar su voz, y el silencio se apoderó de la habitación. Observé el contenido del tazón, vi cómo sobre la superficie aparentemente lisa del café con leche se formaban ondas que la distorsionaban de forma insignificante. [seguir leyendo]

viernes, 21 de agosto de 2009

Como una moneda

Somos como una moneda, ¿sabes? Una moneda, que nada más verla distingues dos caras. Que sólo ofrece dos posibilidades opuestas entre sí, una cara y una cruz. Algo tan simple como eso, dos facciones diferentes, no hay más. Hasta que la pones sobre el canto y haces que gire.
Una moneda plana, que al girar sobre sí misma es capaz de generar toda una esfera. ¿Y si esa moneda representase nuestra mente? Un ente que ofrece varias respuestas lógicas según sus razonamientos, que caben dentro de ella, pero que posee el potencial de originar algo que se escapa a su propia forma de ser, a su propia comprensión; como una moneda al girar.