viernes, 29 de enero de 2010

Jugar y perder; pagar y callar

¿Sabes, David? A veces uno tiene que arriesgarse y apostar por lo que cree correcto, a pesar de las consecuencias que puedan producirse. Me dijeron una vez que tarde o temprano en esta vida había que escoger un lado del tablero, no por las opiniones de la gente que te rodea, sino por lo que se considera correcto. Y todo eso está muy bien, ¿sabes? Pero tarde o temprano llegará el día en el que te arriesgues por algo y la cagues, te llenes de mierda hasta el fondo y pierdas el poco respeto que alguien pueda tenerte. ¡Y eso es una putada, desde luego! ¿Entonces qué cojones debemos hacer cuando se nos presenta una situación así, eh? ¿Huir con el rabo entre las piernas como un jodido tirillas? Ni de coña. ¿Tratar de cambiar de tema, pasar y echar tierra al asunto a la primera de cambio? Hazlo y no te volveré a dirigir la palabra, de eso no te quepa duda. No, lo que hay que hacer es coger el toro por los cuernos y tomar una decisión, ¡y seguir con ella hasta el final! Tampoco se trata de hacer lo primero que se te ocurra, por el amor de Dios. Las cosas hay que tomárselas con calma, ¿sabes?, pero tampoco hay que dormir a nadie con la espera. No se trata de ser uno de esos quema-sangre que se tiran años para hacer cualquier cosa, ¡hasta para comer! Conocí a un hombre en Mieres que se pasaba horas para un triste plato de carne, aunque él no paraba de decir que los de Mieres degustaban la comida. Decía mi abuelo que el que no vale para comer, no vale para nada, y cuánta razón hay en esas palabras. También lo decía mi padre y también lo digo yo, y si hago un buen trabajo durante mi vida también lo dirán mis hijos y mis nietos. Espera, ¿qué te estaba contando antes de esto...? ¡Ah, sí, ya me acuerdo! Pues eso, pequeño, que tarde o temprano en la vida vas a tener que escoger un bando para todo, una postura, una opinión. ¡No se puede ser un indeciso toda la vida! Y lo peor de todo será cuando te arriesgues por algo y te des cuenta al cabo de un tiempo que has cometido un error. En esos casos no queda otra que admitir que has estado equivocado y tratar de enmendar tu error cuanto antes. Somos humanos, y errar es humano, ¿sabes? Pero mi querido amigo, si la vida fuese tan sencilla como eso... ¡qué bonito sería este mundo! No, que va. Habrá veces en las que sólo tú sabrás que estás haciendo lo correcto y el resto de la gente pensará que estás equivocado. En esas ocasiones no queda otra que ser un terco de cojones y no ceder en tu postura. Ya que si lo haces, ¿quién sabe cuánta gente que quieras pueda acabar herida? No se trata de ser siempre honesto y decir la verdad, ¡ya nos gustaría! A veces sólo podemos optar entre una cosa mala y otra peor. ¿Y sabes qué? El truco está en escoger aquella que nos joda menos por dentro, aunque no siempre es fácil. Decía mi abuelo muchas veces este refrán: "jugar y perder; pagar y callar". Y cuánta razón hay en esas palabras. También lo decía mi padre y también lo digo yo, y si hago un buen trabajo durante mi vida también lo dirán mis hijos y mis nietos... En fin, no lo olvides nunca, muchacho.
Y ahora déjame un momento tranquilo, porque esta cerveza no va a acabarse sola, ¿sabes?