miércoles, 17 de diciembre de 2014

Sobre los goblins: El juicio

Zito descubrió un último detalle de su pelotón que podría hacerle salvar el pellejo: todos los goblins eran unos bocazas, pero aquellos que son adictos a la cerveza confeccionada a base de setas silozibiaz lo son aún más.
Había decidido "ajuztar cuentaz" con Grizzly, y dejar al otro liante para después. A fin de cuentas, había sido un goblin que desde varios días llevaba liándole la cabeza sobre posibles individuos "sozpechosoz de llevar una de esaz bolaz de metal que tienen tan mala fama". Y todo para que al final predicase tras las acusaciones de Gnuba que Zito era uno de esos sectarios del diablo. Así que aunque sólo fuera por sacarle un ojo, Zito quería descargar la ira que le producía su mono de nicotina y otras sustancias más peculiares frecuentes en su hierba, y que experimentaba cuando se encontraba en situaciones en las que se veía obligado a racionar sus provisiones, como aquella. Y cuando se plantó frente a él para argumentar su inocencia, el tipo dejó a Zito con el rostro desencajado al revelarle con la mayor complicidad del mundo que el verdadero sectario era él. De haber visto su propia cara cuando Grizzly se lo reveló entre risas desenfrenadas, y peor aún, que su cómplice era el dichoso Mudito, Zito se hubiese reído de sí mismo y se hubiese llamado tonto a dolor, pues su rostro no tenía desperdicio. Aunque claro, no se vio la cara, y curiosamente no le hizo tanta gracia. "Zerá payazo" se dijo, al tiempo que le arreaba un leñazo en toda la cara. Daba igual, Grizzly seguía ríendose. Así que con la misma Zito se fue de allí, se lió un cigarrillo con calma, gastó una de sus ya escasas cerillas en prenderle fuego y aspiró el humo con relativa tranquilidad. Después, se acercó a Gnuba, el señor "tengo-un-palo-en-el-culo", y a punta de daga le comentó un par de "detallez sin importancia", manteniendo siempre un tono amable:
"Loz yonkiz psico-pataz son Grizzly y Mugrik el Peztozo, y tengo una declaración que lo demueztra. Ya puedez ir cambiando de opinión sobre saltarme loz dientez en el juicio que estoz mamonez van a montar un feztín con mi hierba. ¡Y no lo pienzo permitir!"
Al principio Gnuba no se mostró muy colaborador con Zito, y le mostró su negativa ante la idea de aliarse contra los otros dos goblins que restaban del campamento, ya que estaba seguro de que Zito mentía acerca de su inocencia. Utilizó argumentos impropios de alguien con una daga tan próxima del cuello, tales como "sucio baztardo", "deja ya de joderme" o "voy a hacer de tu trizte vida un infierno". Tras unos minutos llenos de amenazas y algún que otro corte y cardenal hacia ambas partes, Gnuba acabó cediendo y aceptando que tal vez Zito estuviese en lo cierto. Si no, qué sentido tenía que no le hubiese abierto la cabeza con un mayal de hierro y que siempre estuviese fumando esa mierda que no tenía nada que ver con las setas silozibiaz? Mantener esos dos vicios tan caros a la vez, tanto para el bolsillo como para la salud de un goblin, hubiese sido imposible.

Se presentaron a la hora indicada, reunidos con los otros dos goblins: Mugrik mantenía una mirada ausente, como si aquella historia no fuese con él. Grizzly no paraba de reírse: al principio una risa floja y por lo bajo, a modo de telón de fondo. Como si todo aquello fuese un chiste que sólo él entendiese. Gnuba mostraba un semblante serio e imperturbable, impropio de un pielverde. Y el pobre Zito trataba de parecer indiferente, pero el ceño fruncido, los sudores y la colilla ya apagada que asomaba de sus labios lo delataban.
Al final, Grizzly fue el primero que habló, casi sin dejar de reírse:
Ahora que eztamoz todoz aquí reunidoz, hemoz de valorar el caztigo que le imponemoz a Zito, por el asesinato de suz compañeroz de pelotón y por tenencia ilícita de setaz silozibiaz. Y el caztigo ez la horca. Mugrik, procede.
Por primera vez para Zito, Mugrik centró su vista y lo miró a los ojos fijamente, mientras avanzaba decidido para apresarlo. Zito no lo dudó un segundo y le arreó un revés con su mano izquierda en cuanto estuvo a tiro. Mugrik se paró en seco y se llevó una mano al moflete mientras lo miraba con un semblante cargado de sorpresa y duda. Sus ojos estaban hinchados, ligeramente enrojecidos y con un brillo lacrimógeno extraño. A Zito eso le inquietó, y sin quitarle un ojo de encima al Mudito, se dirigió a Grizzly:
-Para el carro canijo, todo ezto ez una jodida farsa, y amboz sabemoz quiénez son loz verdaderoz culpablez. Reconoce ante Gnuba que erez un sectario y da la cara por una vez.
Pero antes de que Grizzly pudiera hablar, Mugrik se le adelantó y respondió por él. Todos lo miraron con asombro, hasta el propio Grizzly, ya que era la primera vez que articulaba una palabra:
¡Ha zido él, Sniggi tiene la culpa. Él ez el sectario, nadie lo ha visto dezde anoche!
¡Porque eztá muerto, paleto! Por loz diosez, tienez el cerebro totalmente agujereado por dentro mascuyó Gnuba. Zito asintió levemente: El Mudito había hablado, pero para las chorradas que contaba más le hubiese valido tener la boca cerrada. Aquel síntoma de desorientación dejaba muy claro a qué sustancia era adicto, pero se acababa el tiempo y Zito sabía que su pellejo seguía peligrando. "Necezito otro cigarro..." Hizo florituras con su daga en una mano mientras una gota de sudor frío le cruzaba la sien.
Mugrik, turbado, empezó a balbucear y salió huyendo de allí. Nadie corrió tras él. Gnuba rompió la risa de Grizzly, que cada vez era más alta.
Tratazte de engañarnoz para que nos liquidásemoz entre nosotroz. No era una pregunta.
¿Qué oz hace pensar que yo sea un sectario, panolis?
¡Pero si noz lo haz dicho tú, eztúpido! —le cortó Zito, mientras lo apuntaba con su daga. Un ruido inesperado los interrumpió: un sonido de algo pesado arrastrándose sobre el suelo. Volvieron la vista para ver a Mugrik, que había vuelto cargando un enorme mayal de hierro. Su cuerpo temblaba pero sujetaba el arma con firmeza, como si no le costase mucho esfuerzo. Zito retiró la colilla de sus labios con la mano izquierda mientras no apartaba la mirada de los dos goblins. Por un momento, el rostro de Grizzly se ensombreció y dejó de reír. Al menos con menos fuelle.
¿La nuez la prefierez arriba o abajo? susurró Zito mientras dibujaba una línea con el dedo sobre su cuello. Gnuba hizo crujir sus nudillos. Ambos se acercaron a los dos sectarios.

Minutos más tarde, Zito estaba tumbado en el campamento, con un cigarrillo recién prendido en los labios y con una sonrisa de satisfacción. A su lado, Gnuba, resoplando con cierta fuerza. Y dos sectarios tirados en el suelo, uno lleno de cortes y moratones y el otro con un enorme mayal sobre las costillas. Al parecer, Mugrik había errado el tiro cuando se inició la trifulca.
Zito se incorporó, inspiró una profunda calada al cigarrillo y murmuró: "Me encanta que loz planez salgan bien". Y en ese momento, sintió como todo el peso de una garra de piel verde le arreaba la colleja de su vida. Zito tragó un poco de humo y tosió estruendosamente, por poco no se va al suelo. Se dio la vuelta, con actitud desafiante. Acababa de desenmascarar y dar caza a dos sectarios, ¿quién era el payaso que osaba plantarle cara ahora? Entonces lo vio, y toda su arrogancia se disipó, dejando un poso de amarga resignación. "Bien podíaz haber muerto tú también, ya que eztábamoz".
Aquella mole repasó el campamento con sus ojos: Primero en todos los destrozos, después en los cadáveres, y por último, los clavó en los del goblin con un cigarro en la boca. La mirada de Ridrik, el jefe del pelotón, parecía imperturbable. Zito apenas le llegaba por la cintura.
¿Dónde eztá el rezto de mi pelotón, Zito?
"Eztoy jodido", pensó Zito. Aquella era una pregunta difícil de responder.


Y aquí terminan las andanzas de Zito en el pelotón de Ridrik. No es la única que protagonizó este insólito goblin, pues muchos han oído su nombre y muchos cuentan multitud de hazañas y calamidades relacionadas con él. Pero todo eso ya es otra historia.

3 comentarios:

  1. Me declaro fan de Zito desde hoy mismo xD

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  2. Me uno al club de fans de Zito! Me quede con ganas de mas... Para cuando otra nueva historia sobre las hazañas de este curioso personajillo?

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