el cuento de un hombre cuerdo,
pues en forma de balada
es como yo lo recuerdo.
Viene con veintiún inviernos,
luce rostro serio y frío.
Unas ojeras marcadas,
una mirada sombría.
Un sabio que está viajando
por un sendero de piedra.
No hay motivo más bello
que lo que pretende encontrar.
Busca la Verdad que esconde
esta gran tierra maldita,
rota por sueños del hombre
de alcanzar la vida inmortal.
No basta el plomo en el oro,
no sirve de ningún modo.
Tan sólo la gloria eterna
de la piedra filosofal.
Lo grandioso y lo solemne,
al alcance de la mano.
El intercambio equivale,
el sacrificio, se exige.
"Tener un vida exenta
de alegría o felicidad"
es el pago a tal afrenta,
el conocer dicha Verdad.
Busca la Verdad que esconde
esta gran tierra maldita,
rota por sueños del hombre
de alcanzar una vida inmortal.
No basta el plomo en el oro,
no sirve de ningún modo.
Tan sólo la gloria eterna
de la piedra filosofal.
Y cuando digo que estoy orgullosa del hombre en que te estas convirtiendo, no hablo en general, también específicamente de la madurez que cada vez se va viendo más en tus escritos.
ResponderEliminarY.
Genial.
ResponderEliminarUn precio demasiado alto a pagar.
ResponderEliminarTe quiero loco solitario, quiero seguir compartiendo inviernos contigo.
;)
¿Sabes que estaba pensando mientras leia esto?
ResponderEliminarQue me lo voy a aprender de memoria para algun dia recitarselo a mis hijos.
Por cierto, tengo proposiciones indecentes que hacerte, si te atreves espero un privado tuyo.
Saludos.
:) me gusta!
ResponderEliminarpero de verdd se busca la gloria eterna sin alegria?...
Un pequeño Fulkanelli a la vista :P
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