jueves, 1 de diciembre de 2011

La culpa la tiene el zumo de piña

Se que no viene a cuento, pero cuando me dices este tipo de cosas consigues que me derrumbe por completo. Me duele ligeramente la cabeza, todo se nubla en mi mente y de pronto me encuentro buscando un sitio alto en plena noche y de esa forma notar cómo el frío cala hondo en mi piel, hasta llegar a los huesos. Supongo que esta sensación sustituye a todas las veces que no lloro cuando debería hacerlo.
No siempre es así. A veces no hace el suficiente frío por la noche como para que pueda serenarme, y no me queda otra que cargar con ese sentimiento, tratando de relegarlo a las zonas más oscuras y olvidadas de mí mismo, para que moleste lo menos posible. Cuando eso pasa el orgullo puede más que la sensatez, y niego el hecho de que ese sentimiento esté ahí dentro, cuando todo el mundo lo ve. Prefiero justificar mi mirada vacía en lo primero que pasa delante de mí. Así parece un poco más fácil soportar esa carga.

3 comentarios:

  1. parece q solo estoy pelando cebolla...
    :)

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  2. Por muchas cargas que tengas, sabes que tienes gente a tu lado que estará dispuesta a ayudarte a cargar con ellas. Yo, por ejemplo.

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  3. No escribo versos aqui,
    para que mi nombre recuerdes
    sino para que te acuerdes,
    que yo me acuerdo de ti.

    Aplicalo a la conversación de hoy.

    Por si lo buscas, es de Ramon de Campoamor.

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