sábado, 10 de abril de 2010

¿Viaje al país de Nunca Jamás?

En ciertas ocasiones, no nos quedará otra salida que la de enfrentarnos a esa realidad inalterable que creamos hace tiempo y romper con ella. A veces no quedará otra alternativa que enfrentarse a ello, no podremos escapar. Enfrentarse a tus miedos, a tus temores, plantarle cara al pasado y valorar, valorar si merece la pena continuar por el mismo camino que siempre has tomado sólo por el hecho de que en el pasado resultó ser una travesía agradable. En ningún lugar está escrito que se deba continuar, es uno mismo el que se autoimpone que las cosas deben permanecer fijas, inamovibles. Sin embargo, lo que no se tiene en cuenta es que todo está cambiando continuamente, que no hay nada que se mantenga invariable en este mundo. El hecho de estar vivos implica estar en constante movimiento, significa que todo está mutando a nuestro alrededor... incluso nosotros mismos. ¿Somos nosotros los que cambiamos o es nuestro entorno el que se modifica? Posiblemente se den ambas opciones al mismo tiempo. ¿Es normal mostrar miedo ante cualquier cambio que desestabilice todo lo que se ha conocido y aprendido, a perder lo que ya se tiene a cambio de algo que se desconoce si puede ser bueno o malo, si puede ser mejor o peor, y preferir no arriesgarse? Quizá sea más que comprensible esta postura. Pero pese a todo, no deberíamos anclarnos en el pasado, en llorar la pérdida de todas las cosas que tuvimos y que ahora no tenemos, o que tememos no poseer en el futuro. ¿De qué serviría llorar? Aunque tampoco deberíamos olvidarlo. No deberíamos olvidarlo porque es en el pasado donde nos hemos convertido en lo que somos ahora, y no puede ser buena idea ignorar esos detalles ni dejarlos enterrados lejos de nuestra conciencia. No se trata de depender de él, pero sí de tenerlo en cuenta, aunque a veces no seamos capaces de conocer con exactitud todo su significado. Y eso implica que si muchas veces no somos capaces de comprender el pasado, ¿cómo pretendemos entonces tratar de predecir el futuro?
No hay una respuesta clara para esto, lo único que nos queda suponer es que quizá, durante toda una vida, haya el tiempo suficiente como para dar con la solución correcta.