tag:blogger.com,1999:blog-82486671264029118892024-02-20T18:11:29.877+01:00Pasemos del señor Farolillo RojoSimone Solitairehttp://www.blogger.com/profile/09216285864951490788noreply@blogger.comBlogger77125tag:blogger.com,1999:blog-8248667126402911889.post-18296661117811558872017-08-28T01:45:00.000+02:002017-08-28T01:45:49.522+02:00Inercia<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Hoy, en contra de todos los designios, escribo para mí.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Hoy abandono la mente de mi amada heroína, pese a sus insistentes quejas desde el fondo de mi mente. Hoy dejo los artículos que ya debería haber escrito, los capítulos que ya debería haber revisado. Y escribo para mí sin tener un rumbo claro, sin saber qué decir.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Hoy tengo la necesidad de hablar sobre nada en particular. Dejo la mente vacía, todo lo vacía que me es permitido, y las voces salen. Las voces salen y los dragones rugen. Los dragones que antes gobernaban mi mente y ahora se hayan dormidos. Que donde antes volaban ahora sólo quedan sus huesos. A veces me pregunto por qué.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Es extraño sentir como tantos aspectos me llaman a la vez y ninguno es capaz de hablar por encima del resto. Tantas aficiones disonantes con un solo nexo de unión en común y no ser capaz de decantarse por una sola.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Las notas de Gareth Coker se me vienen a la cabeza, inundándola y llenándome de paz. Se vienen a mi mente todos los mundos que he vivido y también la lista de los que ya debería haber visitado, tanto los que provienen de juegos como de libros, películas y series. Consumo poco, me digo, y debería consumir más. La lista es amplia y diversa. No hay día en el que no aparezcan nuevos nombres en ella.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Siento que desperdicio mi tiempo. Que desperdicio mis noches. Debería exprimirlas como si cada una de ellas fueran las últimas, como indican esos malditos panfletos motivacionales que no soporto y de los que no me creo nada. Pero la inercia es más fuerte. Quiero cambiarlo, quiero vivir mundos nuevos, beber historias nuevas con las que poder elaborar las mías propias.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">El miedo no tarda en apoderarse de mí. Las voces que apuntan al fracaso, que recuerdan las derrotas… El miedo ya no por no lograr, sino por olvidar. Olvidar las aventuras que ya viví, los lugares que ya exploré, las lenguas que hablé. El miedo me paraliza, ese miedo a fallar tan arraigado. Quiero cambiarlo. Pero una vez más, la inercia es más fuerte.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Me separo de la pantalla una noche más para sumirme en los sueños, tan extraños ellos, prometiéndome a mí mismo que el día de mañana cambiaré una vez más mi estrella, como ya lo hice en su día. Mi lobo blanco está de mi lado, lo sé. Tal vez la vena Tuk tome las riendas una vez más. Pero temo que la inercia siga siendo demasiado fuerte.</span></div>
Simone Solitairehttp://www.blogger.com/profile/09216285864951490788noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8248667126402911889.post-69299908099352217112017-06-07T19:17:00.000+02:002017-12-30T04:20:42.985+01:00Síndrome del Impostor<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Hace un par de semanas he vuelto
a pintar miniaturas. Siempre digo que mis aficiones son cíclicas: épocas en las
que estoy totalmente inmerso en una de ellas para luego dejarla de lado por un
tiempo sustituyéndola por otra y volver al cabo de unos años. Vienen y van,
pero nunca desaparecen. Pintar miniaturas es uno de esos hobbies a los que me
llevo dedicando a intervalos regulares desde que cumplí los trece años. Lo que
a priori tienen en común todas mis aficiones, a mis ojos, es el coleccionismo.
Libros, miniaturas, videojuegos… me dedico en cuerpo y alma a todas ellas de
una forma similar: atesorando enseres para más tarde clasificarlos, ordenarlos
y con más frecuencia de la que me gustaría, limitarme a contemplarlos. Por
encima de todo, me considero un humilde coleccionista.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Pensándolo bien, y analizándolo
de una forma más profunda, existe otro nexo de unión entre todas estas cosas, y
es que todas cuentan, a su manera, una historia. Desde los ejemplos más obvios,
como las novelas o los videojuegos con un argumento, a historias más concretas
y dispares, como cuándo y en qué lugar di con aquella figura o qué me movió a
hacerme con ella. Son las historias, tanto la presencia como la ausencia de
ellas, lo que mueve mi vida y actúa como motor en mi día a día.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Siempre me han gustado las historias.
Siempre he soñado con ellas. Pero un día, decidí que también podía crearlas.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Tenía doce años. Recuerdo que era
otoño y que en un correo electrónico de una persona muy querida me retaban a
que contase algo. Supongo, desde la perspectiva que tengo ahora, que aquella
proposición no dejaba de ser algo más que una broma de las que se dicen sin
pensar, pero yo me lo tomé muy a pecho. Recuerdo que me senté delante de aquel
ordenador con el claro convencimiento de que iba a contar una historia. Una
historia propia.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Eché toda la carne en el asador.
Escribí tomando como referencia todo aquello que me venía a la mente y que
parecía casar con la situación. Estaba ansioso por plasmar aquello. </span><br />
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Al final,
tuve ante mí un par de páginas escritas que contaban los inicios de las
aventuras de un joven héroe. Enseñé aquellas páginas a todo aquel que me
prestase atención más de cinco minutos, y poco a poco, con los elogios de
algunos y las críticas bienintencionadas de otros, empecé a sumergirme todavía
más en ello. Aquellas páginas se alargaron hasta una historia completa que
cerré cuatro años más tarde, convirtiéndose en un borrador impreso y
encuadernado que a día de hoy, apenas puedo mirarlo sin morirme de vergüenza.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">El día que puse el punto y final
sentí un sentimiento de satisfacción como pocas otras veces. Pero aquello no
duró mucho, y al poco tiempo fue sustituido por un único pensamiento. El de que
podía hacerlo mejor.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Así pues, comencé la tarea de
revisar aquella historia palabra por palabra. Comencé a hacer anotaciones al
margen, añadir párrafos, retirar escenas… Pensé en una continuación, nuevos
personajes… Para cuando me quise dar cuenta, el tiempo pasaba y mi punto de
vista sobre aquello cambiaba. La idea me seguía pareciendo buena, pero todo lo
demás flaqueaba lo vieses por donde lo vieses. Fue la primera vez que me
asaltaron verdaderamente las dudas. <i>“Igual no es tan bueno”, “tal vez no merezca
la pena”, “¿y si me he equivocado con esto?”</i>.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Desde entonces, escribir se ha
convertido en algo recurrente en mi vida. He hecho mis pinitos en un par de
sitios y por lo general, parece que a la gente le gusta la forma que tengo de
hacerlo, pero para mí, todo son pegas. He intentado retomar el gran proyecto de
escribir una novela como mandan los cánones, pero de momento he fracasado
estrepitosamente en todas y cada una de ellas. Recuerdo claramente todos y cada
uno de los borradores de novela que he comenzado, que curiosamente son el mismo
número de ellos que los que por un motivo u otro no he finalizado.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Y no hay día en el que no me
pregunte que por qué coño decidí hacer esto y no montar un dichoso bar, como
pensé con dieciocho años.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Esto parece tener un nombre, el
famoso síndrome del impostor, gracias al cual cada vez que intento escribir
algo nuevo paso más de dos horas delante de la hoja en blanco sin tener muy
claro por qué extremo debo de sujetar el bolígrafo. Esa sensación en la que
todo tu mundo se derrumba y encadenas una crisis existencial tras otra por el
mero hecho de no tener claro cómo terminar un diálogo.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Mi vida está llena de dudas, de
abismos y obstáculos a los que jamás tendré claro cómo superar. No hay día en
el que me despierte que no me pregunte qué va a ser de mí, y empiezo a coger la
mala costumbre de no dar nada por sentado. Sólo hay algo que tengo claro. De
entre todas mis dudas, de entre todas las sombras, sólo hay una luz clara.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Quiero contar historias. Quiero escribirlas,
dejarlas plasmadas en papel y que me sobrepasen en el tiempo. No sé lo que me
depara el futuro, pero sólo tengo claro que esta idea no va a desaparecer de mi
mente, y que seguiré intentando el escribir algo digno, irremediablemente,
hasta que ya no me queden fuerzas para hacerlo nunca más.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Ahora mismo tengo a mi lado el
último borrador en el que he estado trabajando, y el sentimiento de fracaso se
lleva acosándome desde hace meses. Supongo que ya no me quedan más excusas y no tengo otra salida más que volver a coger el toro por los cuernos.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Aunque todavía estoy a tiempo de montar
aquel bar.</span><o:p></o:p></div>
Simone Solitairehttp://www.blogger.com/profile/09216285864951490788noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-8248667126402911889.post-28516391786353689312016-05-04T04:05:00.000+02:002016-06-22T04:01:51.883+02:00Extraño<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><i>“Mientras estés lejos de tu hogar, siempre serás un extraño”</i>. Las palabras que me dedicó aquel hombre hace ya un tiempo no dejan de perseguirme. Las veo escritas en cada cristal de los escaparates de las tiendas cerradas a una hora temprana, susurradas en cada conversación que no llego a entender por completo, grabadas en cada costumbre nueva que veo cada día… Las siento en cada rostro nuevo que veo, con facciones distintas a las que tenía registradas como cotidianas, en las expresiones que para mí no tienen sentido y en las miradas que a veces me dedica la gente. Sobre todo en las miradas. Esas miradas de desconocimiento, de falta de empatía y en más ocasiones de las que antes era consciente, de desaprobación. Y cada vez que me topo con una de esas miradas, parece que los labios de quien me la dedica se tornan para decir las palabras que me dijo aquel hombre: <i>“mientras estés lejos de tu hogar, siempre serás un extraño”</i>.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">En realidad, va más allá. Aquella frase reaparece en mi mente cada vez que hablo, toscamente, en un idioma que no es innato para mí. Se muestran cada vez que cometo un error al hablar, cada vez que mi lengua se enreda con una palabra, cada vez que no sé cómo pronunciar lo que deseo decir a continuación. Y se graban a fuego cada vez que alguien, bien intencionadamente, me excusa alegando que “no soy de aquí”, “no comprendo”, “no voy a entender correctamente a mi interlocutor”, o simplemente remarca las palabras mientras las acompaña con gestos más propios de un mimo que de una conversación al uso y me observa con un denotado y extraño sentimiento de compasión. Supongo que lo peor no son las cosas que dicen, sino las cosas que no dicen, y que quedan reflejadas en las miradas. Sobre todo en las miradas.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Y sin embargo, va todavía más allá. Puesto que aquella frase reaparece en mi mente cada vez que soy consciente de lo rápido que corre el tiempo, y lo que ello conlleva. Y es que sé de buena tinta que cuanto más tiempo esté alejado de lo que la gente considera mi hogar, más extraño seré allí una vez esté de vuelta. Que una vez de vuelta, arrastraré costumbres, expresiones, e incluso manías que en el punto de partida serán miradas con extrañeza y recelo, y que las reacciones del resto harán que me incomode hasta el punto de no sentirme del todo bien recibido. ¿En qué me convierte eso? Hay noches en las que las palabras que me dedicó aquel hombre son recordadas con fuerza dentro de mi mente, y hace que me cuestione si no habré firmado una sentencia en la que me convierte a partir de ahora en un extraño allá a donde vaya.</span></div>
Simone Solitairehttp://www.blogger.com/profile/09216285864951490788noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8248667126402911889.post-81802331352867707462016-03-12T20:01:00.002+01:002017-12-30T04:19:29.242+01:00Crepecelo<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">El peludo monstruo vestido con una gabardina dio los buenos días, quitándose el sombrero con un elegante movimiento de muñeca al entrar en aquella pequeña y destartalada tienda. Tras el mostrador, un hombrecillo pequeño y de calvicie incipiente lo miraba con extrañeza a través de sus pequeñas gafas de montura cuadrada. Tragó saliva, mientras escuchaba el tintineo de toda su mercancía y empezó a temer que aquel fuera el fin de su negocio. Jamás había tenido un cliente tan grande. El recién llegado rozaba el techo con la cabeza y nada más entrar ya había tenido que esquivar la primera de las viejas bombillas que colgaban de la sala. El local era poco más que una habitación angosta escoltada a los lados por innumerables estanterías tan altas que parecían no tener fin. Botellas, relojes, jarrones, libros... En algún lugar se escuchaba el piar de un pájaro, ¿tal vez un gorrión? Todo aquello creaba la sensación de estar en el estrecho pasillo de la sección de objetos perdidos de algún lugar. Y a juzgar por el número y la variedad de cachivaches que había, en este caso se trataba de toda la ciudad.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;">—</span><i>Buenos días, busco un método para fortalecer el cabello y detener mi calvicie</i> </span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;">—</span><span style="font-family: "trebuchet ms", sans-serif;">solicitó el monstruo al alcanzar el mostrador.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;">—</span><i>Pero si usted cuenta con una frondosa melena </i></span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;">—</span><span style="font-family: "trebuchet ms", sans-serif;">inquirió el dependiente. El monstruo, cubierto de pelo, se aclaró la garganta y añadió con un cierto temblor en su voz mientras se abrochaba aún más la gabardina.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;">—</span><i>No es para... el pelo de mi cabeza.</i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;">—</span><i>Entiendo.</i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">El hombrecillo se retiró por unos momentos a la trastienda. Desde el mostrador sólo podían escucharse una tos ruidosa, objetos cayendo al suelo seguidos por el inconfundible sonido de cristales rotos y un par de palabras ofensivas. Al cabo de unos minutos, el vendedor volvió a aparecer tras el mostrador, cargando un pequeño frasco transparente. En su interior, podía verse un extraño líquido de color morado.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;">—</span><i>Esto puede solucionar sus problemas capilares.</i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;">—</span><i>¿Qué es?</i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;">—</span><i>Un bálsamo contra la caída del cabello. Se conoce como "crepecelo".</i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">El melenudo monstruo cogió con sus enormes manos aquel pequeño frasco de crepecelo y lo examinó con sumo cuidado. El líquido del interior del frasco se tambaleaba en su interior sin que él lo moviese, y burbujeaba pese a que el recipiente estaba frío al tacto.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;">—</span><i>¿Qué precio tiene?</i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;">—</span><i>Dos monedas de plata, o bien un artículo de un valor equivalente, si está dispuesto a realizar un trueque.</i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">El monstruo se mesó la barbilla pensativamente, y después rebuscó en uno de los bolsillos de su gabardina. Posó sobre el mostrador un pedazo de carbón y miró al dependiente sin pronunciar palabra. El dependiente miró primero a la piedra que reposaba sobre el mostrador, y luego a los ojos del monstruo, y dijo...</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;">—</span><i>Simone</i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Dijo...</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;">—</span><i>¡Simone!</i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">La niña llamada Simone reaccionó. La tienda de curiosidades y empeños se había desvanecido. También el monstruo peludo con su gabardina, y el hombrecillo de la tienda. Trató por un segundo intentar recuperarlo del interior de su mente, pero fue en vano. Las ideas y los recuerdos de aquel lugar se deshacían cada vez que intentaba volver a construirlo, como si fuese un castillo de arena que los granos que lo forman comienzan a secarse y a perder cohesión. Volvía a estar en el colegio, y su profesor la observaba mientras repetía la pregunta.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;">—</span><i>Simone, no estabas prestándome atención, ¿verdad?</i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">La niña miró hacia su pupitre y no respondió a la pregunta. Notaba como todas las miradas se posaban sobre ella y como su rostro empezaba a enrojecerse.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;">—</span><i>Tenéis que empezar a dejar aparcadas todas esas distracciones si queréis llegar a hacer algo de provecho en vuestra vida cuando seáis adultos</i> <span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">—</span>suspiró el profesor con resignación mientras continuaba con su clase.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Simone también suspiró con resignación. Parecía que todo estaba en su contra para mantener su imaginación consigo cuando creciese. Todas las personas mayores resultaban igual de serias, incapaces de ver nada más allá de que lo que tuvieran frente a sus narices. Algunos niños comenzaban a comportarse igual que los adultos. Todo indicaba que estaba destinada a acabar tarde o temprano como el resto. Que estaba destinada a llevar una vida... aburrida. Miró de reojo por la ventana del aula y observó a un pequeño gorrión posado en el alféizar. Éste se giró hacia el cristal de la ventana y miró directamente a la niña. Entonces el pájaro habló:</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;">—</span><i>Tal vez el problema es que todos ha dejado de poder ver todas estas cosas que tú si puedes. Quizá tengas que conservar este don para poder mostrárselo al resto del mundo. ¿Qué me dices?</i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">El gorrión rebuscó bajo una de sus alas y sacó un frasco de cristal que contenía un líquido morado. Simone sonrió con todas sus fuerzas. El castillo de arena volvía a reconstruirse.</span></div>
Simone Solitairehttp://www.blogger.com/profile/09216285864951490788noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-8248667126402911889.post-16976155691743733802016-02-10T21:48:00.002+01:002016-02-10T21:48:12.095+01:00Desde que teníamos conciencia<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Anoche volvimos a vernos. Resultó ser un día como otro cualquiera, sin avisos, sin señales. Simplemente apareció frente a mí en mitad de un nevado bosque, como tantas otras veces. Su apariencia no había cambiado un ápice: su pelo, blanco como la nieve, y cubierto de escarcha en algunos mechones dispersos, enmarcaba su rostro frío y sereno. Sus ojos, formando aquella mirada tan extraña e hipnótica, me observaban como si no hubiese pasado el tiempo desde nuestro último encuentro cara a cara. Con ese gesto que siempre incitaba a pensar que podía ver más allá de lo que parecía alcanzar a simple vista. Como si pudiese ver la verdadera esencia de las cosas.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Nos miramos con curiosidad, inspeccionándonos mutuamente, mientras avanzábamos lentamente el uno hacia el otro. Parecía que nos estuviéramos redescubriendo mutuamente después de tanto tiempo. Y entonces nos tocamos, y pudimos ver en el interior de cada uno nuestras nuevas cicatrices.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Había cambiado. Ambos lo habíamos hecho, puesto que nada permanece inmóvil por mucho tiempo, y que el hecho de estar vivos implica cambiar y crecer constantemente. Y los dos habíamos cambiado, habíamos crecido, como llevábamos haciéndolo desde que teníamos conciencia.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Durante un tiempo llegué a creer que me había abandonado, pero ahora me doy cuenta de que quizá fui yo quien casi lo abandona. Y a consecuencia de ello, quien casi se abandona a sí mismo.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Desde anoche mis botas vuelven a pisar con fuerza. Desde anoche mis ojos vuelven a ver más allá de lo que parecen alcanzar a simple vista. Pues mi lobo camina y observa el mundo conmigo una vez más, como llevábamos haciéndolo desde que teníamos conciencia.</span></div>
Simone Solitairehttp://www.blogger.com/profile/09216285864951490788noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-8248667126402911889.post-78005536044291860592015-05-14T12:17:00.000+02:002015-05-14T12:17:27.885+02:00Pura energía<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Se dice que las fimias son pura energía: pedazos de magia que toman apariencia material y se dedican a recorrer los caminos. Pequeñas y luminosas como estrellas en la lejanía, las fimias mantienen una conexión extraña con el mundo, lo que les otorga cualidades que muchas veces desafían al entendimiento lógico. Situadas en la frontera que separa el mundo material de las brumas de los espíritus, los pocos eruditos que dedican sus vidas a intentar estudiarlas y comprenderlas no terminan de ponerse de acuerdo en cómo deberían clasificarse. Ni siquiera el mero hecho de conocer su llegada y salida del mundo tiene una solución clara: nadie ha visto nunca a una fimia nacer o morir, simplemente aparecen y desaparecen ante los ojos de la gente con la simpleza que muchas veces conlleva una profunda complejidad ignorada.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Existe una creencia que afirma que las fimias responden de forma enérgica ante los sentimientos más fuertes que emanan de los seres vivos, y que las muestras de amor o de odio podrían llegar a alterarlas gravemente, y más aún a sus hermanas mayores, las todavía más misteriosas y olvidadas altas fimias. Es por ello que desde hace mucho se advierte de los riesgos de atraer a las fimias con ese tipo de emociones, aunque aún así, las fimias apenas muestran perseverancia, y por eso sus encuentros con personas no resultan peligrosos; tan pronto como surgen, se esfuman. Ninguna fimia ha tenido jamás contacto directo ni continuado con algún hombre o mujer.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Excepto una. Una alta fimia realmente especial. Una que, a diferencia del resto, poseía un nombre. Una alta fimia que rompió una regla por la que todo el mundo la recordaría para siempre: enamorarse de un ser mortal. Y ella es la protagonista de esta historia...</span></div>
Simone Solitairehttp://www.blogger.com/profile/09216285864951490788noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-8248667126402911889.post-79063949925638004232015-04-13T13:15:00.000+02:002015-04-13T16:17:23.021+02:00Alcanzar el cielo con los dedos<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Lloró. Lloró con todas sus fuerzas, como no lo había hecho en mucho tiempo. Lloró por él, por ella. Lloró por todos los que lo habían abandonado en aquel camino tan traicionero, por todos con los que comenzó el viaje y por un motivo u otro tuvieron que abandonarlo. Lloró por su debilidad, por esa sensación de desamparo que lo asolaba constantemente y que le impedía levantarse y encajar los golpes como era debido. Pero también acabó llorando por aquellos que creían en él y a los que consideraba que había defraudado, por todos aquellos que pese a todo, pese a verle caer y revolcarse en el barro, habían seguido apostando por él, afirmando sin temor a equivocarse que tarde o temprano volvería a estar en pie. Lloró por todos aquellos que pese a verlo en el fondo, con el alma destrozada, seguían pensando que tenían ante sí a una persona grandiosa, capaz de mantener la entereza en las peores situaciones y que tarde o temprano acabaría por hacer historia. Lloró todas sus penas y por toda la gente a la que había decepcionado, hasta darse cuenta de que únicamente había fallado a una persona, que no era otro más que a sí mismo.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Ellos ya no estaban allí. Se habían ido, para siempre, y eso no podría cambiarlo nadie. Pero seguían a su lado, de alguna forma: podía sentirlos en el aire que respiraba y en el suelo que pisaba; y ante él se hallaba el mundo entero y no podía permitir dejar a estas alturas el camino a medio hacer. Seguiría adelante, seguro de que algún día, alcanzaría su objetivo. Él, que venía desde el lugar más profundo y hundido de la tierra, algún día alcanzaría a tocar el cielo con la punta de sus dedos, tal y como muchos ya dijeron.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Y cuando lo vio claro, cuando se dio cuenta de que nadie lo había dejado por imposible, siguió llorando, pero esta vez las lágrimas no fueron amargas. Lloró por todos ellos, por aquellos a los que pese a todo seguían a su lado, por aquellos que lo habían abandonado en aquel camino tan traicionero pero que hasta sus últimos días le dedicaron su amor, sus mejores sonrisas incluso en los peores momentos. Se levantó, y mientras se enjuagaba las lágrimas que aún persistían en sus profundos ojos azules, se permitió sollozar una última vez: se forzó a llorar como nunca para no tener que volver a hacerlo jamás.</span></div>
Simone Solitairehttp://www.blogger.com/profile/09216285864951490788noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-8248667126402911889.post-71682529313140597762015-03-25T14:16:00.000+01:002017-12-30T04:21:22.007+01:00Operación Fantasma<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;">—</span><i>Venga, estate quieto</i> <span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">—</span>masculló entre dientes mientras apuntaba a la cabeza de su víctima con un fusil francotirador C-10.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Evidentemente, desde aquella distancia él no podía escucharla, pero aún así le producía cierta satisfacción el pronunciar la frase en voz alta. Era una vieja costumbre con la que había aprendido a convivir.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Realizó de nuevo un reconocimiento rutinario de la zona. Todo parecía tranquilo y despejado, tal y como estaba previsto. De pronto advirtió un movimiento a su izquierda, por el rabillo del ojo, que la distrajo. Comprobó que se trataba de un gato blanco con manchas negras en cola, cabeza y orejas. Un gato normal y corriente. Por su aspecto sucio y mal cuidado, dedujo que el animal era callejero. Un gato callejero que no dejaba de mirarla fijamente a los ojos. Le devolvió la mirada, a sabiendas de que en realidad el felino estaba viendo a través de ella. Su traje corporal se encargaba de ello: la capa más externa de fibras contenía células sintéticas que reflejaban la luz para volverla invisible, una característica más que útil para desempeñar su trabajo. Pero, aunque técnicamente aquel gato no pudiera verla, sus ojos se clavaban en los suyos con una precisión milimétrica. Volvió a concentrarse en su objetivo, con la certeza de que el maldito felino tenía la vista clavada en ella. <i>¿Será cierto eso que dicen de que ven varios planos?</i> No le extrañaría en absoluto que aquellos animales contasen con habilidades psiónicas de algún tipo. Procuró no darle importancia: Pudiese verla o no, estaba claro que no iba a suponer un impedimento para llevar a cabo su misión.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Observó una vez más al tipo al que debía liquidar. Parecía más joven de lo que era en realidad. Eran prácticamente de la misma edad, y por un momento se preguntó si se habrían conocido en algún momento. Intentó no pensar más en ello: a fin de cuentas se había ganado su borrado de memoria por algo. Las preguntas sobre su pasado no habían desaparecido de su cabeza tras tomar aquella recompensa, el último paso para graduarse en la academia de operaciones encubiertas, pero al menos así todo era mucho más sencillo. Como efecto secundario tenía que lidiar con perder buena parte de sus capacidades de memoria a largo plazo pero, ¿a quién podría importarle? Con su profesión eso significaba que ningún tipo de alma errante interrumpiría jamás sus noches de sueño y descanso.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Amplió la imagen a través de su máscara de visión telescópica y corroboró una vez más la información proporcionada: Varón, veinticuatro años. Metro sesenta y cinco de altura. Complexión delgada. Cabello castaño oscuro, largo. Rostro afilado, nariz torcida. Ojos azules.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;">—</span><i>Objetivo fijado.</i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Parecía una persona normal. </span><i style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif;">¿Por qué querría el Gobierno eliminar a alguien así? </i><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Aunque h</span><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">abía algo extraño en esos ojos, algo que la inquietaban. Como si pudiesen ver más allá de lo que tenía delante, como si supiesen lo que estaba a punto de suceder. Aquella sensación le incomodaba, y si había algo que no soportaba era estar nerviosa.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Apretó el gatillo. El sonido del disparo quedó amortiguado por el silenciador que incorporaba el arma, todo se redujo a poco más que un zumbido. Y a más de un kilómetro y medio de aquella azotea, el cuerpo sin vida de su víctima se desplomaba en el acto. Mantuvo la mira del arma sobre el cadáver un par de segundos más. Acto seguido, relajó los músculos, desactivó la invisibilidad de su traje y se quitó la máscara de visión telescópica. Miró de nuevo a los ojos del gato, que no se había movido en ningún momento. El animal se limitó a maullar. Ella le sonrió con cierta dulzura.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;">—</span><i>Objetivo abatido.</i></span></div>
Simone Solitairehttp://www.blogger.com/profile/09216285864951490788noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-8248667126402911889.post-50744920646530994612015-02-11T11:43:00.000+01:002017-12-30T04:24:42.980+01:00El Humo de la Guerra<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Ya había pasado el mediodía
cuando Cígar alcanzó a ver el campamento. Se ciñó la capa al cuerpo y siguió
caminando, sin hacer esfuerzo alguno por pasar desapercibido ante los oteadores
asentados en la zona. Al contrario, se aseguró de que lo viesen acercarse
perfectamente. Cuando llegó a estar a escasos metros del núcleo del improvisado
fuerte, una flecha surcó el cielo y se clavó de forma certera frente a él, a
sus pies. Era, evidentemente, un mensaje de advertencia.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><i>“Cojonudo”</i>, se dijo, <i>“yo
también vengo a dejar un mensaje”.</i><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Se detuvo a observar la flecha
clavada en el suelo. Mientras, los soldados fueron saliendo poco a poco,
armados, hasta que lograron rodearle. No opuso ninguna resistencia. Allí había
lo menos un centenar de hombres, la mayoría parecían bandidos indisciplinados
cuya única baza consistía en someter a sus rivales por medio de la fuerza
bruta.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Cígar alzó la vista al frente y
mostró su rostro pálido y afilado a los hombres. Sus ojos verdes eran
enmarcados por varios mechones de aquel cabello rubio tan rebelde. Sostenía
entre las comisuras de sus labios un cigarrillo de aspecto cochambroso.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;">—</span><i>¿Capitán Gálvez?</i> <span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">—</span>Pronunció el
nombre en alto y de forma clara, pero con tono dubitativo para que el aludido
confirmase su presencia. Al oírlo, muchos de los soldados que tenía enfrente se
hicieron a un lado para dejar ver a su superior. Gálvez era un tipo fornido,
cortado por el mismo patrón que muchos de sus hombres. Era grande y musculoso,
daba la sensación de medir dos metros de alto y su espalda era como la de dos
hombres juntos. Avanzó entre sus soldados hasta ponerse cara a cara con quien
lo había convocado.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;">—</span><i>¿Te has perdido, mocoso?</i> <span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">—</span>Varios
de sus hombres le rieron la gracia. Cígar también sonrió: una sonrisa que no
transmitía felicidad alguna. Aquel tipo era una mole, debía de sacarle por lo
menos dos cabezas. Fue al grano: no tenía tiempo para juegos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;">—</span><i>Tus hombres y tú saqueasteis la
aldea de Valdehueso, hace un par de días. </i><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">—</span>No era una pregunta.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;">—</span><i>Estamos en guerra, jovencito.
Nos limitamos a cumplir órdenes del rey.</i> <span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">—</span>A Gálvez le sorprendieron aquellas
palabras, aunque no le dio excesiva importancia. Seguramente fuese un joven del
pueblo que estaba fuera cuando ellos llegaron, y ahora había decidido que no
tenía nada que perder y que iba a tomarse la justicia por su mano. Le molestaba
haber dejado un cabo suelto, pero a fin de cuentas su importancia era
prácticamente nula. ¿Cuántos años podría tener? Siendo generoso, dudaba que
alcanzase la veintena.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Lo cierto es que el aspecto de Cígar
ocultaba más de lo que decía. Ante cualquiera que lo mirase sin mayor empeño no
parecía más que un joven normal y corriente. Pero si alguien se fijase en él,
si alguien le prestase la suficiente atención, empezaría a notar que su aspecto
era… extraño. Su rostro era afilado y lampiño. No había un solo pelo que diese
pistas sobre una posible barba. Y si alguien lo observase detenidamente, si
alguien lo examinase exhaustivamente, se daría cuenta de que el color de sus
ojos era muy intenso. Excesivamente intenso. Como si fuesen unos ojos demasiado
verdes.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;">—</span><i>Había mujeres y niños. Estaban
indefensos, no suponían una amenaza para nadie. Y los matasteis. </i>–Cígar dio una
última calada al resto del cigarrillo, sin dejar de mirar al capitán a los
ojos. Su semblante era sereno, e imperturbable.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;">—</span><i>Y de ser cierto, ¿qué pretendes
hacer ahora?</i><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;">—</span><i>He venido a hacértelo pagar. A
ti y a tus hombres </i><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">—</span>dijo mientras cogía la colilla entre sus dedos y la
apagaba en el suelo bajo una de sus botas. Con su mano izquierda abrió su capa
lo suficiente como para dejar ver bajo ella la empuñadura de una espada, que
descansaba en su vaina</span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;">—</span><span style="font-family: "trebuchet ms", sans-serif;">. </span><i style="font-family: "trebuchet ms", sans-serif;">Aunque… conozco tu nombre, y entre los míos se cree
que eso me da poder sobre ti. ¿Qué te parece si igualamos las tornas y te digo
yo el mío?</i></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;">—</span><i>Apuesto a que no tiene ni un
solo pelo en los huevos </i></span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;">—</span><span style="font-family: "trebuchet ms", sans-serif;">dijo uno de los soldados. Muchos lo secundaron, otros
tantos se rieron. Gálvez empezó a cansarse de la situación. Aquello era un
inútil intento de hacer justicia por parte de un mocoso. No soportaba a los
héroes anónimos, era una idea de las mentes ingenuas e ignorantes de la
naturaleza del mundo en el que vivían. Decidió que antes de deshacerse de aquel
cabo suelto, le daría una lección de cómo era en realidad el mundo.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;">—</span><i>¿Quieres saber qué más hicimos
aparte de matarlos, niñato? Vamos a hacer lo que yo te diga. Suelta el arma que
llevas bajo la capa, y tal vez nos portemos bien contigo.</i><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Los soldados rieron abiertamente.
Al parecer iban a tener un pequeño espectáculo antes de despachar a ese idiota.
Él por su parte, no hizo ningún movimiento ni pronunció palabra alguna,
simplemente esbozó media sonrisa de sorna. Aquella actitud sacaba a Gálvez de
sus casillas.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;">—</span><i>¿No me has oído? Suelta el arma.
Tírala al suelo, vamos muévete. </i><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">—</span>Cígar obedeció. Depositó su espada, todavía
enfundada, a sus pies, y retrocedió un par de pasos</span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;">—</span><span style="font-family: "trebuchet ms", sans-serif;">. </span><i style="font-family: "trebuchet ms", sans-serif;">Y ahora dinos tu dichoso
nombre. En alto, que todo el mundo pueda escucharlo.</i></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;">—</span><i>Mi nombre… es Cígar. Cígar
Skirio.</i><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Aquel nombre no le decía nada al
capitán, aunque le resultaba vagamente familiar. ¿Nórdico, tal vez? Tenía la
sensación de que lo había escuchado en algún otro sitio. Tal vez fuese el
apellido de una familia acomodada de la zona. Le traía sin cuidado.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;">—</span><i>Muy bien, Cígar Skirio. Creo
recordar que algunos de mis hombres manifestaron tener ciertas dudas sobre tu…
virilidad. Lo mejor es que salgamos de dudas. Quítate la ropa. </i><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">—</span>Cígar levantó
una ceja que denotaba cierta incredulidad. Gálvez disfrutó de aquel gesto</span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;">—</span><span style="font-family: "trebuchet ms", sans-serif;">. </span><i style="font-family: "trebuchet ms", sans-serif;">¿Qué sucede, ya no quieres saber qué más le hicimos a aquellas mujeres? ¿Te
has quedado sordo de repente? He dicho que te quites la ropa. Desnúdate.</i></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Rodeado como estaba, parecía que
no tenía otra alternativa. Sabía que estaba jugando a un juego peligroso, pero
se dejó llevar por la situación. Lentamente, Cígar llevó la mano al cuello y
soltó el broche de su capa. A continuación, se sacó su camisa de lino por los
hombros, sin desabrochar, dejando su torso al descubierto. Era delgado, pero
fibroso. Su pálida piel portaba finas cicatrices tanto en hombros como en
espalda y pecho. Se detuvo un segundo, pero no terminó ahí: se descalzó, dejando
las botas a un lado y desató pantalones y calzones a la vez. Dejó la ropa a un
lado, se irguió completamente desnudo y miró a los ojos del capitán sin el
menor atisbo de pudor. Gálvez no fue capaz de mantenerle la mirada por mucho
tiempo: había algo en él que lo inquietaba. No tenía ni un solo pelo en el
cuerpo. Y por más que lo intentaba, no era capaz de mirarle a los ojos.
Aquellos ojos de un verde tan intenso. Además, estaba rodeado por sus hombres,
desarmado y completamente desnudo, y ni siquiera así parecía mostrar una pizca
de inseguridad.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Entonces Cígar empezó a temblar.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;">—</span><i>¿Tienes miedo? Tiemblas como un
corderito, Cígar Skirio.</i> <span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">—</span>Las palabras de Gálvez trataban de mostrar seguridad
entre sus hombres, pero seguía notando aquella inquietud. Algunos comenzaron a
notarlo, aunque la mayoría estaba demasiado pendiente del espectáculo como para
percatarse. Y fue en ese momento cuando un grito ahogado rasgó el aire.
Balbuceando, uno de los soldados identificó aquel misterioso nombre y logró dar
la voz de alarma.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;">—</span><i>¿Ha dicho Cí… Cígar? ¿Cígar
Skirio? ¡Por los dioses, oh, por los dioses! ¡Señor, aléjese de él! ¡Es </i>el Humo de la Guerra<i>, capitán! ¡Es uno
de los </i>Jinetes del Viento<i>!</i><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Cígar sonrió de oreja a oreja. Le
encantaba ese momento, cuando alguien lo reconocía y pronunciaba el sobrenombre
que le habían dado en el campo de batalla. Era la señal que estaba esperando
para entrar en escena.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">El capitán se giró hacia el
soldado que había hablado, incrédulo. Lo que había dicho no podía ser cierto.
Pero fue demasiado tarde. Los gritos del resto de sus hombres lo alertaron, y
para cuando volvió a mirar al frente, aquel tipo desnudo había desaparecido. En
su lugar había una criatura de leyenda. Sus escamas doradas brillaban bajo la
luz del sol de media tarde, y sus ojos verdes, de un verde sorprendentemente
intenso, se posaban sobre él de una forma macabra. Gálvez, encogido de miedo,
no era capaz de apartar la vista de aquel monstruo. Era imposible, aquellas
bestias no existían, sólo eran cuentos. Pero no había lugar para dudas, aquello
era real. Un dragón, tenía ante sí un dragón aterrador. Por los dioses, era
como si ese monstruo le estuviese sonriendo. Le vio abrir las fauces y se
escuchó un rugido. No era lo que él esperaba, parecía lejano. De hecho todo se
escuchaba de repente en susurros, como si sucediese muy lejos de allí. Notó
como una gota de agua caliente recorría su mejilla. Todo estaba muy silencioso,
le pitaban los oídos. Se llevó la mano a la oreja: era sangre. Y para cuando
quiso darse cuenta, estaba envuelto en llamas.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span>
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Minutos más tarde, Cígar, ya
vestido y envuelto otra vez en su capa, se alejaba de aquel campamento en
ruinas y asolado por el fuego. Tras una distancia prudencial, se detuvo un
momento y se dio la vuelta para contemplarlo. Una enorme columna de humo surgía
de entre los restos calcinados del lugar. No quedaban supervivientes, pero
cualquiera que se acercase sabría de sobra quién había sido el causante de
aquel incendio.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Cígar Skirio, <i>el Humo de la Guerra</i>.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Siguió caminando, y sonrió. Le
encantaba aquel apodo.</span><o:p></o:p></div>
Simone Solitairehttp://www.blogger.com/profile/09216285864951490788noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-8248667126402911889.post-39674412130999902932015-02-03T23:56:00.002+01:002015-02-03T23:56:07.519+01:00Despedida<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Esta es una carta de despedida. Por todas esas cosas que tal vez debí decir en algún momento y no pude, o no quise.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Tú siempre quisiste que te acompañase en tus viajes, en tus aventuras... yo sólo soñaba con poder estar a tu lado. Sabía que tarde o temprano te cansarías de mí, de tener que esperar por alguien que no podía moverse solo. Porque estaba claro que era algo a lo que no podrías renunciar jamás.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Yo tenía la esperanza de ser más rápido, que tu paciencia conmigo durase lo suficiente como para poder librarme de estas cadenas, que todavía hoy tengo, y poder darte alcance. Pero no fue así. Fui demasiado lento, igual que en mis peores sueños, y al final se cumplió. Se cumplió, y en parte no te culpo.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Aunque por otro lado, sí. Te culpo por no ser capaz de ponerte en mi lugar, aun tan extraño y díficil de entender para ti. Siempre me preguntabas que cuándo iba a crecer y a abandonar el nido, y yo no paraba de pensar que cuándo crecerías tú para comprender que mi nido me necesitaba cerca, puesto que al final, es lo único que nos queda. Aunque ya no sirve de nada, me gustaría que pese a todo, llegases a entenderlo algún día.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">No te deseo mal, puesto que mis sentimientos hacia ti no han cambiado, y difícilmente lo harán. Se enfriarán, te olvidaré, al menos de puertas para fuera, pero siempre estarás ahí, de una manera o de otra.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Sé que esta vez es el final, estoy seguro de ello. Esta es mi carta de despedida. Por todas esas cosas que tal vez debí decirte, pero que terminé callándome, y que pese a todo, ya conocías. Una carta de despedida para ti, pero también para mí. Sobre todo para mí.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Te echaré de menos. Sé feliz.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><i>D.</i></span></div>
Simone Solitairehttp://www.blogger.com/profile/09216285864951490788noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8248667126402911889.post-60450828321037332082015-01-29T11:52:00.000+01:002015-01-29T11:52:24.467+01:00El soñador más bravo<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Siempre quiso ir más allá de dónde le permitían las fronteras. Siempre quiso dejar atrás las cosas que conocía y ver el resto del mundo con sus propios ojos. Soñaba cada noche con lugares lejanos y recónditos, perdidos y olvidados por las gentes de la "civilización". Soñaba cada noche con escaparse mientras todos dormían, con poco más que una chaqueta ajada y una mochila a la espalda. Soñaba cada noche con vivir una aventura como las que cuentan las viejas historias, y ver con sus propios ojos los parajes que se relataban en ellas. Soñaba con caminar por estrechos senderos, atravesar tortuosos pasos de montaña, convivir con pueblos perdidos en la bruma. Soñaba con ver el mar, con contemplar el océano y surcar sus aguas. No era buen nadador, pero aquello no le importaba: se imaginaba a sí mismo navegando en la cubierta de un barco, a merced de las olas y luchando contra inmensas y desalentadoras tormentas. Cada noche, se quedaba dormido dedicando un último pensamiento al hecho de que, tarde o temprano, haría realidad todo aquello.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Pero el tiempo no muestra indiferencia ante nadie y acaba pasando factura hasta al soñador más bravo. La ilusión deriva en paciencia, y al final queda degradada a mera resignación. Las tareas y obligaciones del día a día sustituyen a las ensoñaciones, y para cuando quiso darse cuenta los años pasaban y nada daba muestras de que pudiera descubrir con sus propios ojos qué había más allá de las colinas que delimitaban el valle al que tenía que llamar de mala gana, su hogar.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Sin embargo, pese a verse anclado en aquel lugar, por las noches no dejaba de soñar. Soñaba con escalar murallas a las que no se alcanzaba a ver su fin, soñaba con torres de piedra tan altas que tapaban el sol. Soñaba con junglas sin explorar, bosques vírgenes y antiguos, llenos de secretos que aún no habían sido desvelados. Soñaba con túmulos y templos largo tiempo olvidados, con los nombres de viejos y de nuevos héroes, y con criaturas que jamás nadie había visto y vivido para contarlo.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Y como por muy desalentadoras que fueran las mañanas, no era capaz de reprimir aquellos pensamientos por las noches, no tuvo más remedio que seguir leyendo libros que relataban mil y una historias, puesto que era lo más cerca que estaría de poder vivirlas.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">El tiempo y el destino son crueles, pero tal vez algún día pudiese dejar de lado los libros para poder experimentar en su propia piel aquellos sueños, para que de esa forma pudieran convertirse en nuevas historias.</span></div>
Simone Solitairehttp://www.blogger.com/profile/09216285864951490788noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-8248667126402911889.post-90143478707680982592014-12-26T12:39:00.001+01:002014-12-26T12:42:53.034+01:00Los ladrones de regalos<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">En un pueblo en las proximidades de un profundo y antiguo bosque, el duro invierno amenazaba con llegar cargado de viento, frío, y en los últimos días, hielo. Pero aquella noche auguraba ser más cálida que las demás, ya que era, ni más ni menos, la noche del Solsticio de Invierno. La hojarasca rojiza y amarillenta del otoño daba paso a la escarcha y a las densas nieblas en los valles, y a la nieve cuajada en las cumbres más altas. Pese al duro tiempo eran buenas fechas: las familias se reunían en torno al crepitar del fuego, los viejos amigos se reencontraron tras un año de aventuras en solitario y entre todos conseguían que aquella noche, última del otoño y primera del invierno, fuese algo más agradable y acogedora. Existía una arraigada tradición que consistía en ofrecer un regalo a una persona importante. Ese obsequio simbolizaba o bien un buen recuerdo de un verano pasado o el deseo de una época provechosa hasta el siguiente invierno.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">No siempre fue así. Hubo un tiempo en el que estas fechas se tornaban de un sabor más amargo. Cuentan que hace mucho, en ese mismo pueblo, muchos objetos de valor desaparecían durante el Solsticio. Los habitantes no tardaron en decretar la aparición de ladrones y se decidió hacer inventario de los bienes de cada vecino. El resultado suscitó muchas preguntas, pues los objetos sustraídos aparecieron uno a uno en las casas de los propietarios afectados, pero de forma incorrecta. Habían sido intercambiado a pares: una cuchara de madera a cambio de una cubertería de plata, una caja de manzanas pequeñas y resecas por dos sacos de patatas de la temporada, un hacha vieja y desafilada por una recién forjada... Los cambios siempre favorecían al vecino que peor lo tenía para afrontar el invierno, y el misterio de los "ladrones de regalos" quedó resuelto cuando se descubrió a una chispa de luz surcar la plaza del pueblo arrastrando consigo un cesto cargado a rebosar de nueces. Era, ni más ni menos, una fimia. Al poco se encontraron más, y todas ellas enfrascadas en la misma tarea de intercambiar varios de los objetos de la gente mejor situada con la que peor le habían salido las cosas.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Se dice que las fimias son pura energía: fragmentos de magia que toman un aspecto sólido y se dedican a deambular por la tierra. Pequeñas y luminosas como velas en la oscuridad, las fimias son más activas durante los solsticios y equinocios, y muchas veces tienden a hacer realidad los sentimientos más arraigados y olvidados de la gente. Con el tiempo, las fimias y sus primas aún más extrañas, las alta fimias, terminaron por desaparecer de aquel pueblo, pero sus habitantes continuaron honrándolas con aquella tradición en forma de regalos. Y es a día de hoy, que prácticamente nadie recuerda el motivo por el cuál existe esa tradición en el pueblo. Ni siquiera los ancianos más longevos consiguen recordarlo. Ni siquiera ninguna de esas fimias que lo hicieron posible han perdurado en la memoria de la gente.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Excepto una. Una alta fimia realmente especial. Una que, a diferencia del resto, poseía un nombre. Y ella es la protagonista de esta historia...</span></div>
Simone Solitairehttp://www.blogger.com/profile/09216285864951490788noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-8248667126402911889.post-18544458437575452502014-12-17T16:27:00.002+01:002017-12-30T04:27:17.772+01:00Sobre los goblins: El juicio<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Zito descubrió un último detalle de su pelotón que podría hacerle salvar el pellejo: todos los goblins eran unos bocazas, pero aquellos que son adictos a la cerveza confeccionada a base de setas <i>silozibiaz</i> lo son aún más.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Había decidido </span><i style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif;">"ajuztar cuentaz"</i><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"> con Grizzly, y dejar al otro liante para después. A fin de cuentas, había sido un goblin que desde varios días llevaba liándole la cabeza sobre posibles individuos </span><i style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif;">"sozpechosoz de llevar una de esaz bolaz de metal que tienen tan mala fama"</i><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">. Y todo para que al final predicase tras las acusaciones de Gnuba que Zito era uno de esos sectarios del diablo. Así que aunque sólo fuera por sacarle un ojo, Zito quería descargar la ira que le producía su mono de nicotina y otras sustancias más peculiares frecuentes en su hierba, y que experimentaba cuando se encontraba en situaciones en las que se veía obligado a racionar sus provisiones, como aquella. Y cuando se plantó frente a él para argumentar su inocencia, el tipo dejó a Zito con el rostro desencajado al revelarle con la mayor complicidad del mundo que el verdadero sectario era él. De haber visto su propia cara cuando Grizzly se lo reveló entre risas desenfrenadas, y peor aún, que su cómplice era el dichoso Mudito, Zito se hubiese reído de sí mismo y se hubiese llamado tonto a dolor, pues su rostro no tenía desperdicio. Aunque claro, no se vio la cara, y curiosamente no le hizo tanta gracia. </span><i style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif;">"Zerá payazo"</i><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"> se dijo, al tiempo que le arreaba un leñazo en toda la cara. Daba igual, Grizzly seguía ríendose. Así que con la misma Zito se fue de allí, se lió un cigarrillo con calma, gastó una de sus ya escasas cerillas en prenderle fuego y aspiró el humo con relativa tranquilidad. Después, se acercó a Gnuba, el señor <i>"tengo-un-palo-en-el-culo"</i>, y a punta de daga le comentó un par de </span><i style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif;">"detallez sin importancia"</i><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">, manteniendo siempre un tono amable:</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<i style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif;"><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;">—</span>"Loz yonkiz psico-pataz son Grizzly y Mugrik el Peztozo, y tengo una declaración que lo demueztra. Ya puedez ir cambiando de opinión sobre saltarme loz dientez en el juicio que estoz mamonez van a montar un feztín con mi hierba. ¡Y no lo pienzo permitir!"</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Al principio Gnuba no se mostró muy colaborador con Zito, y le mostró su negativa ante la idea de aliarse contra los otros dos goblins que restaban del campamento, ya que estaba seguro de que Zito mentía acerca de su inocencia. Utilizó argumentos impropios de alguien con una daga tan próxima del cuello, tales como </span><i style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif;">"sucio baztardo", "deja ya de joderme"</i><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"> o </span><i style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif;">"voy a hacer de tu trizte vida un infierno"</i><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">. Tras unos minutos llenos de amenazas y algún que otro corte y cardenal hacia ambas partes, Gnuba acabó cediendo y aceptando que tal vez Zito estuviese en lo cierto. Si no, qué sentido tenía que no le hubiese abierto la cabeza con un mayal de hierro y que siempre estuviese fumando esa mierda que no tenía nada que ver con las setas <i>silozibiaz</i>? Mantener esos dos vicios tan caros a la vez, tanto para el bolsillo como para la salud de un goblin, hubiese sido imposible.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Se presentaron a la hora indicada, reunidos con los otros dos goblins: Mugrik mantenía una mirada ausente, como si aquella historia no fuese con él. Grizzly no paraba de reírse: al principio una risa floja y por lo bajo, a modo de telón de fondo. Como si todo aquello fuese un chiste que sólo él entendiese. Gnuba mostraba un semblante serio e imperturbable, impropio de un pielverde. Y el pobre Zito trataba de parecer indiferente, pero el ceño fruncido, los sudores y la colilla ya apagada que asomaba de sus labios lo delataban.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Al final, Grizzly fue el primero que habló, casi sin dejar de reírse:</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;">—</span><i>Ahora que eztamoz todoz aquí reunidoz, hemoz de valorar el caztigo que le imponemoz a Zito, por el asesinato de suz compañeroz de pelotón y por tenencia ilícita de setaz silozibiaz. Y el caztigo ez la horca. Mugrik, procede.</i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Por primera vez para Zito, Mugrik centró su vista y lo miró a los ojos fijamente, mientras avanzaba decidido para apresarlo. Zito no lo dudó un segundo y le arreó un revés con su mano izquierda en cuanto estuvo a tiro. Mugrik se paró en seco y se llevó una mano al moflete mientras lo miraba con un semblante cargado de sorpresa y duda. Sus ojos estaban hinchados, ligeramente enrojecidos y con un brillo lacrimógeno extraño. A Zito eso le inquietó, y sin quitarle un ojo de encima al Mudito, se dirigió a Grizzly:</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><i>-Para el carro canijo, todo ezto ez una jodida farsa, y amboz sabemoz quiénez son loz verdaderoz culpablez. Reconoce ante Gnuba que erez un sectario y da la cara por una vez.</i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Pero antes de que Grizzly pudiera hablar, Mugrik se le adelantó y respondió por él. Todos lo miraron con asombro, hasta el propio Grizzly, ya que era la primera vez que articulaba una palabra:</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;">—</span><i>¡Ha zido él, Sniggi tiene la culpa. Él ez el sectario, nadie lo ha visto dezde anoche!</i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;">—</span><i>¡Porque eztá muerto, paleto! Por loz diosez, tienez el cerebro totalmente agujereado por dentro</i> <span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">—</span>mascuyó Gnuba. Zito asintió levemente: El Mudito había hablado, pero para las chorradas que contaba más le hubiese valido tener la boca cerrada. Aquel síntoma de desorientación dejaba muy claro a qué sustancia era adicto, pero se acababa el tiempo y Zito sabía que su pellejo seguía peligrando. <i>"Necezito otro cigarro..."</i> Hizo florituras con su daga en una mano mientras una gota de sudor frío le cruzaba la sien.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Mugrik, turbado, empezó a balbucear y salió huyendo de allí. Nadie corrió tras él. Gnuba rompió la risa de Grizzly, que cada vez era más alta.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;">—</span><i>Tratazte de engañarnoz para que nos liquidásemoz entre nosotroz. </i><span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">—</span>No era una pregunta.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;">—</span><i>¿Qué oz hace pensar que yo sea un sectario, panolis?</i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;">—</span><i>¡Pero si noz lo haz dicho tú, eztúpido!</i> </span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;">—l</span><span style="font-family: "trebuchet ms", sans-serif;">e cortó Zito, mientras lo apuntaba con su daga. Un ruido inesperado los interrumpió: un sonido de algo pesado arrastrándose sobre el suelo. Volvieron la vista para ver a Mugrik, que había vuelto cargando un enorme mayal de hierro. Su cuerpo temblaba pero sujetaba el arma con firmeza, como si no le costase mucho esfuerzo. Zito retiró la colilla de sus labios con la mano izquierda mientras no apartaba la mirada de los dos goblins. Por un momento, el rostro de Grizzly se ensombreció y dejó de reír. Al menos con menos fuelle.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;">—</span><i>¿La nuez la prefierez arriba o abajo?</i> <span lang="ES" style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">—</span>susurró Zito mientras dibujaba una línea con el dedo sobre su cuello. Gnuba hizo crujir sus nudillos. Ambos se acercaron a los dos sectarios.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Minutos más tarde, Zito estaba tumbado en el campamento, con un cigarrillo recién prendido en los labios y con una sonrisa de satisfacción. A su lado, Gnuba, resoplando con cierta fuerza. Y dos sectarios tirados en el suelo, uno lleno de cortes y moratones y el otro con un enorme mayal sobre las costillas. Al parecer, Mugrik había errado el tiro cuando se inició la trifulca.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Zito se incorporó, inspiró una profunda calada al cigarrillo y murmuró: <i>"Me encanta que loz planez salgan bien"</i>. Y en ese momento, sintió como todo el peso de una garra de piel verde le arreaba la colleja de su vida. Zito tragó un poco de humo y tosió estruendosamente, por poco no se va al suelo. Se dio la vuelta, con actitud desafiante. Acababa de desenmascarar y dar caza a dos sectarios, ¿quién era el payaso que osaba plantarle cara ahora? Entonces lo vio, y toda su arrogancia se disipó, dejando un poso de amarga resignación. <i>"Bien podíaz haber muerto tú también, ya que eztábamoz"</i>.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Aquella mole repasó el campamento con sus ojos: Primero en todos los destrozos, después en los cadáveres, y por último, los clavó en los del goblin con un cigarro en la boca. La mirada de Ridrik, el jefe del pelotón, parecía imperturbable. Zito apenas le llegaba por la cintura.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;">—</span><i>¿Dónde eztá el rezto de mi pelotón, Zito?</i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><i>"Eztoy jodido"</i>, pensó Zito. Aquella era una pregunta difícil de responder.</span><br />
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span>
<br />
<blockquote class="tr_bq">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><i>Y aquí terminan las andanzas de Zito en el pelotón de Ridrik. No es la única que protagonizó este insólito goblin, pues muchos han oído su nombre y muchos cuentan multitud de hazañas y calamidades relacionadas con él. Pero todo eso ya es otra historia.</i></span></blockquote>
</div>
Simone Solitairehttp://www.blogger.com/profile/09216285864951490788noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-8248667126402911889.post-30471252161168766932014-12-02T22:30:00.000+01:002014-12-02T22:30:08.815+01:00Sobre los goblins: Pesquisas<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><i>"A ese tal Gnuba parece que le han metido un palo por el culo..."</i> Zito contemplaba pensativo, acomodado en su choza, como ese dichoso goblin llevaba desde el amanecer dando saltos de emoción por declarar en el juicio del demonio quién puñetas eran en realidad aquellos sectarios que los acosaban. Dio una amplia calada al canuto que tenía entre sus temblorosos dedos mientras se daba cuenta de que sólo era cuestión de tiempo que un "jurado popular" decretase que tenía que seguir a Grizhmak al hoyo. Desde que vio que era algo casi inminente, paradójicamente dejó de estar nervioso: haría falta un milagro para salvar el pellejo, pero lo que tenía claro es que la jugada de esos dos paletos les iba a salir cara. El tal Grizzly también había lanzado acusaciones indebidas hacia su persona, cosa que sospechaba que pasaría desde el primer día, cuando se acercó tan amablemente a maldecir injurias sobre el desdichado Grizhmak, las cuales Zito no había prestado mucha atención hasta que perdió su caja de cerillas. Caja de cerillas, que, por otra parte, encontró cerca de su rincón de los trastos tras volver de presenciar el "infortunio" de Grizhmak...</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Pero ahora tenía que centrarse. Zito comenzó a echar cuentas sobre la situación: cuatro goblins, de los cuales dos eran unos psicópatas sectarios, un tercero el encargado de administrar casi todas las sustancias alucinógenas del pelotón y el último, un pobre desdichado de la vida que no era más que lo aparentaba ser: un pringao. Y sólo había una cosa clara: que él era el pringao.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Echó un vistazo al resto de sus compañeros: todos unas víboras, seguro. Eso no difería en absoluto a un pelotón goblin normal y corriente, pero una cosa era decirlo y otra vivirlo, claro. Y Zito tenía claro que o pensaba algo rápido o dejaría de vivirlo en unas pocas horas... Otra calada más al cigarrillo. Un goblin callado que apenas había dicho palabra en todo este tiempo, dos goblins bocazas que lo acusaban de sectario, y él, cuya mayor destreza era estar preparado para lanzar la daga que llevaba en su trigésimo quinto bolsillo contando desde la pantorrilla derecha. Pero esa daga ya tenía dueño, y su destino se debatía entre la rabadilla y el entrecejo de Ridrik. Cuando saliese de allí se iba a cagar el payaso ese...</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><i>"¡Céntrate!"</i>, se dijo. Zito se sacó un moco de su puntiaguda nariz y continuó con sus divagaciones mientras iba redondeando la materia prima poco a poco. Que esos dos tarugos hubiesen acusado al mismo goblinoide y sin dar mayores explicaciones decía bastante de ellos. Tenían que ser ellos los sectarios, claro está. Zito lanzó un aro de humo bastante amplio, por el que lanzó el moco con un hábil gesto de coordinación entre sus dedos índice y pulgar. ¿Y si se equivocaba? No tenía mucho que perder, salvo el pellejo, claro. Pero a partir de ahí no tenía mucho que perder... El Mudito tenía que estar limpio, ya que de ser uno de los sectarios... Si se diese esa explicación sólo había una deducción posible: vaya dos sectarios más imbéciles. Aunque cuando las <i>silozibiaz</i> están de por medio, nunca se sabe.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Zito tiró la chusta del cigarro a una esquina, se levantó y se sacó la daga de su trigésimo quinto bolsillo, contando siempre desde la pernera derecha. <i>"Tendré que lavarla para Ridrik"</i> se dijo, mientras iba encaminado a trinchar dos pavos: Grizzly y Gnuba. Y recordándose por última vez, que de haber errado en su deducción sobre el Mudito, ambos estarían criando malvas.</span></div>
Simone Solitairehttp://www.blogger.com/profile/09216285864951490788noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-8248667126402911889.post-76359746706432529852014-11-29T12:23:00.000+01:002017-12-30T04:28:29.918+01:00Sobre los goblins: Escabechina en la letrina<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Los gritos llegaron de madrugada. Todos los goblins se dirigieron con gran inquietud hacia el lugar del que provenía aquella agónica llamada: las letrinas del campamento. Las letrinas eran unas instalaciones de aspecto destartalado compuestas por estrechas cabañas de madera y hondas trincheras excavadas en el suelo. El mecanismo era sencillo, el individuo hacía sus deposiciones en el interior de la cabaña y estas discurrían a lo largo de la trinchera hasta un lugar algo más alejado del resto del campamento en el que su acumulación no resultase tan desagradable. Al menos no para ellos. Era un sistema tosco pero efectivo, pese a que siempre había detractores que opinaban que todo aquello era una pérdida de tiempo y de recursos, y por ello había que pisar con cuidado tanto en aquella zona como en sus alrededores.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">No tardaron en ver quién había pronunciado los gritos: al acercarse vieron a Sniggi tirado en el suelo boca abajo y con los calzones bajados. Su cabeza estaba prácticamente destrozada. Grizzly, uno de los allí presentes, fue el primero en acercarse al cadáver y examinarlo. Se detuvo unos instantes contemplando los restos ensangrentados a los que había quedado reducido el rostro de Grizzly, y finalmente anunció al resto del grupo:</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;">—</span><i>Ez sin duda una muerte a causa de una sobredosiz de hierro</i>. -pronunció con solemnidad mientras señalaba los restos de la cabeza del cadáver, como si alguno de los presentes no se hubiera hecho a la idea de que aquello había sido obra de un sectario. Todos los goblins que observaban la escena contuvieron el aliento y se mantuvieron en silencio. Salvo por algún gimoteo aislado. Y por algún susurro indescifrable. Y por los gritos histéricos de: <i>"¡vamoz a morir todoz!"</i> que más de uno pronunciaba. Fue en ese momento cuando Gnuba, uno de los goblins del pelotón, observó algo que al resto se le había escapado. Allí, cerca de lo que antes de haber ido al escusado era Sniggi, había medio enterrado en el barro de las letrinas un cigarrillo, doblado y arrugado. Gnuba sólo conocía a un goblin del pelotón que fumase aquella porquería.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Al amanecer, la mayoría de los goblins habían desertado, desoyendo las órdenes de Ridrik de permanecer en el pelotón. Al parecer la posibilidad de ser fusilados por su superior era un destino más halagüeño que la certeza de quedarse en sus puestos y acabar con el peso de un mayal de hierro sobre sus cabezas. En apenas tres días habían muerto ya tres goblins distintos, y estaba claro que ninguno de los supervivientes querían correr su misma suerte. El pelotón se reducía ahora a cuatro miembros: Grizzly, Gnuba, Mugrik, conocido por el resto como "El Peztoso", y Zito, al que hacía horas que nadie veía. El dedo acusador de Gnuba volaba en una única dirección y el resto de los goblins lo seguían. Dieron con Zito en su choza, con unas prominentes ojeras y un rostro impasible. Probablemente no había dormido nada en toda la noche. Un cigarrillo sin encender le colgaba de mala manera de la comisura de los labios. Gnuba se adelantó al resto y desafió a Zito con su mirada:</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;">—</span><i>Sniggi ha muerto, alguien le ha reventado la cabeza mientraz cagaba en laz letrinaz. Había uno de tuz cigarrilloz mágicoz a su lado. Ya puedez rezar lo que sepaz porque sé perfectamente que erez un sectario. ¡Exijo un juicio por ello!</i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">El resto de los allí presentes asintió ante la petición. Grizzly se mostraba excitado ante la idea del juicio, mientras que Mugrik permanecía en silencio y con los ojos muy abiertos. Por su parte, Zito tuvo que hacer grandes esfuerzos para que el cigarro no se le cayese de la boca.</span></div>
Simone Solitairehttp://www.blogger.com/profile/09216285864951490788noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-8248667126402911889.post-16867725943121118642014-11-19T15:15:00.000+01:002017-12-30T04:28:56.373+01:00Sobre los goblins: La caja de cerillas<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><i>"¡Me la han chorizado!"</i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Era la única explicación. Tras despertarse de la imprevista siesta de media tarde, la caja de cerillas que Zito guardaba en el sexto bolsillo de su manga izquierda se había esfumado. Aquello era la gota que colmaba el vaso. Aproximadamente el gobo revisó todos y cada uno de sus sesenta y siete bolsillos, diseminados entre sus ropajes, en busca de la maldita caja de cerillas. Sabía que las había dejado en el sexto bolsillo de su manga izquierda, pero prefería pensar que se había equivocado de bolsillo a la hora de guardarlas después del raquítico estofado que les habían servido de almuerzo. Estofado que olía de forma similar a Noob, el diminuto pielverde encargado de las cocinas. Hacía tiempo que no se le veía danzar temerariamente con la olla del cocido entre los fogones...</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">El caso es que a Zito le habían robado su caja de cerillas. Podía conseguir otra caja, eso por descontado, pero eso no le restaba importancia al hecho de que alguien le había robado. Y robar a un compañero y dejar que se entere es algo prohibido entre los goblins, así lo dicta el código de honor no escrito de los gobos (o al menos eso tenía entendido Zito). ¿Y si se trataba de un sectario? ¿Y si era una treta para sembrar el caos entre el pelotón? Tras meditarlo un breve espacio de tiempo, Zito tomó una decisión.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Mientras, el pelotón de goblins se hallaba al borde de convertirse en un campamento sin ley: Muchos de los allí presentes se increpaban unos a otros sobre qué medidas deberían tomar para asegurarse la supervivencia del grupo, o al menos la mayor parte de él. Todos estaban de acuerdo en eso, al menos mientras nadie especificase a quién le correspondería formar parte de esa mayor parte, o más importante todavía: a quién no. El revoltijo inicial de voces fue moldeándose en una sola que dictaba que había de hacerse justicia: todas las pruebas, fundamentalmente acusaciones verbales, apuntaban hacia un único goblin como el autor del asesinato. Aquel al que todos conocían como Grizhmak, y que en ese momento negaba su implicación tartamudeando entre sollozos agudos y chillones. Y entonces, de entre aquella maraña de gritos y amenazas, una voz se alzó sobre el resto. Una voz cargada de fuerza, que trataba de vislumbrar la verdad entre aquel mar de sombras y que pretendía impartir justicia con verdadera imparcialidad:</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;">—</span><i>"¡Eh tú, carapocha! No habraz sido tú el que me ha birlado miz cerillaz, ¿verdad? ¡Te eztoy hablando a ti, jodido enclenque! ¡Ezcúchame cuando te hablo!"</i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Y acto seguido, Zito se acercó hacia la multitud abalanzándose contra el pobre Grizhmak Por supuesto, Grizhmak no era consciente de que las amenazas de Zito iban dirigidas hacia él...</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Tras una carrera frenética, el desafortunado pielverde conocido como Grizhmak fue alcanzado, juzgado y condenado por el resto de los goblins allí presentes. Ser al mismo tiempo el jurado, juez y verdugo de un juicio popular tenía sus ventajas, tales como que la sentencia se formulase de forma rápida, clara, limpia y con todo el mundo, a excepción del acusado, de acuerdo. Claro que no se puede decir lo mismo de la ejecución de la condena: El goblin acusado de fanático fue apaleado, apalizado y apedreado hasta la extenuación, cayendo en redondo. Más tarde el resto de los goblins participantes descubrieron, algunos incluso con cierta sorpresa en sus maliciosos rostros, que Grizhmak no estaba haciéndose el muerto. Poco más tarde se reanudó el operativo registrando tanto el cuerpo sin vida del goblin como su chabola, en busca de sus pertenencias, y se llegó a la conclusión de que el acusado no era un sectario: no había rastros ni indicios del mayal de hierro ni de ninguna de las setas <i>silozibiaz</i> con las que se llevaba a cabo el brebaje. El miedo y la incertidumbre ocupó las mentes del resto de goblins del campamento, al menos por unos momentos. Por su parte, Zito continuó buscando su caja de cerillas, mientras un tic en uno de sus ojos se hacía cada vez más manifiesto.</span></div>
Simone Solitairehttp://www.blogger.com/profile/09216285864951490788noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-8248667126402911889.post-89334124268117248492014-11-16T10:30:00.000+01:002014-11-19T15:15:38.606+01:00Sobre los goblins: Zito<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Hubo una vez un pelotón de goblins: criaturas pequeñas, de piel verde, con narices ganchudas, orejas picudas, dedos largos y delgados, rostros por lo general con semblante de perro apaleado y ninguna buena intención. Hubo una vez un pelotón de goblins bajo el mando de un personaje de dudosa reputación llamado Ridrik. Un pelotón de goblins en el que reinaba un aire de desconfianza. A decir verdad, en un pelotón de estos seres siempre reina la desconfianza, pero en aquel sucedía especialmente. Y esto era debido a los rumores sobre dos sectarios entre sus filas: dos pielesverdes adictos a una extraña cerveza compuesta por hongos que les otorgaba una brutalidad admirable en la batalla, a costa de tener el cerebro reblandecido y perder el poco juicio que les quedase. Si es que tenían algún pensamiento juicioso antes de tomarla. Los rumores se intensificaron hasta el punto de convertirse en hechos cuando uno de los chicos, Brodgar, fue asesinado en mitad de la noche. Su cabeza fue aplastada por una bola de metal enorme, y sus restos, tanto sangre como trocitos de carne y cráneo salpicaban buena parte de la chabola en la que dormía. Había sido un mayal de hierro macizo que sólo un goblin drogado con el brebaje de setas tendría la fuerza y los pocos escrúpulos como para poder empuñarlo. El pánico reinaba entre los goblins al preguntarse quién de sus compañeros serían los asesinos y sobre todo cuándo volverían a actuar. Porque la naturaleza mezquina de los goblins hacía que nadie tuviese la menor duda de que volverían a hacerlo. El improvisado campamento de los chicos de Ridrik estaba lleno de chillidos y acusaciones en falso, producto del alboroto que provocaban todos los goblins clamando al cielo. ¿Todos? En realidad, no todos. Algunos hablaban en susurros y mascullaban entre dientes. Unos pocos apenas abrían la boca, y uno en concreto se mantenía en silencio. Uno visiblemente concentrado, y rodeado por un halo de indiferencia digno de elogio. Al menos para el estándar de los goblins.</span><br />
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Zito echó un vistazo a todos los demás goblins que componían el pelotón. Había varios, entre los que se incluía, que no habían pronunciado ni palabra. Motivos tendrían para ello, pero por lo que él sabía, desconocía si bien se trataba de aparentar serenidad en un reino de locos o si simplemente temblaban tanto que temían acabar de cena a los garrapatos si pronunciasen palabra. Porque obviamente, sólo era cuestión de tiempo que al menos un integrante del pelotón acabase siendo comida de garrapatos, <i>"vaya que sí"</i>. Y si de Zito dependiera, picaría en trocitos bien pequeños a esos malditos criajos que no paraban de berrear cosas sobre <i>"goblins cagones"</i> y que no le dejaban concentrarse. Liar un cigarrillo de hierbas no es nada fácil, y mucho menos teniendo en mente que de todos aquellos trogloditas, dos eran unos sectarios sedientos de cerveza de setas <i>silocibiaz</i>. <i>"¿Tan fácil resulta ezconder una de esaz bolaz tan grandez que llevan?"</i></span><br />
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Terminó el canuto mientras la inquietud comenzaba a apoderarse de él: la noche se acercaba y esos cafres volverían a cepillarse a alguien con tal de llamar la atención. Y para colmo se estaba quedando sin hierba. A Zito nunca le había gustado quedarse sin hierba. Suspiró, y se lamentó de no liquidar por la espalda a Ridrik cuando tuvo la oportunidad en el campo de batalla. <i>"Quién se imaginaba que noz iba a meter en semejante embolao".</i></span></div>
Simone Solitairehttp://www.blogger.com/profile/09216285864951490788noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-8248667126402911889.post-33614884351051916232014-11-01T19:10:00.000+01:002014-11-01T19:21:15.929+01:00La Noche de los Espíritus<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Acercaos, rufianes, y prestad atención. Cuidado con esas botellas si no quieres que te eche de comer a los cerdos. Mucho se ha dicho sobre esta noche dentro de esta taberna, y para mi desgracia he tenido que tragarme toda esa bazofia sin miramientos. Todo lo que se ha contado es una mentira asquerosa, ojalá se os caiga la lengua a todos para no tener que repetirlas.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Pero yo os contaré la verdad. Cada año, en una noche como hoy, en las que la luna desaparece del cielo, los muertos vuelven a caminar entre nosotros. La Noche de los Espíritus. No es motivo de gracia, bellacos, la sola idea de volver a ver a mi suegro hace que me cague encima. Los muertos al hoyo, y los vivos, al bollo. Así debería ser siempre.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Pero esta noche no. Esta noche los muertos caminan de nuevo, y muchos vienen a saldar cuentas pendientes que dejaron en vida. Unos buscan a sus viejos amantes, que les juraron amor eterno y al final la promesa les duró dos días. Esos hasta se lo tienen merecido, qué queréis que os diga. Otros sin embargo vienen para cobrarse las deudas que les debían antes de irse a la tumba, y otros incluso a vivir un día más con sus seres queridos. Imagináos a una madre volviendo del otro lado para ver a su niño una noche más. ¿Conmovedor, verdad? Oye, Billy, como vuelvas a escupir en la jarra te vas a la puta calle. ¡El siguiente que la use no tiene por qué beber de tus babas, joder!</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">En fin. Muchos de los que vuelven ni se les ve llegar, en realidad todos son fantasmas, almas en pena que vagan por la tierra en busca de ponerle fin a las cosas que dejaron a medias. Se me hiela la sangre al pensar en lo que son capaces de hacer. Pensadlo, ¿una sola noche para poder lograrlo? No tienen nada que perder, ¡están dispuestos a todo! Que los dioses nos protejan, os lo digo en serio. Hay quien habla de que pueden entrar en el cuerpo de los vivos y los obligan a hacer cualquier cosa, usándolos como si fueran un chisme cualquiera. Como una azada o un simple arado. Hay historias de gente que en noches como esta mata a casi un centenar de personas y a la mañana siguiente, mientras los juzgan, lloriquean como bebés de teta diciendo que no recuerdan nada de lo que hicieron. Como lo que contaba Mike sobre un soldado que se llevó por delante a la mitad de su pelotón. Sí coño, Mike el herrero, ¿conoces a algún otro Mike? Según él, el tipo se movía como un borracho y no paraba de caérsele la babilla por la boca mientras se pasaba a todo el mundo que veía por la espada. Pero eso de las posesiones no dejan de ser gilipolleces.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Así que ya sabéis, caballeros, es mejor quedarse encerrado en casa durante la Noche de los Espíritus. Y si no lo hacéis, lo mejor es combatirla con cerveza, como hacemos nosotros. Ahora voy a darle de comer a los cerdos, que con el hambre que tienen no va a hacer falta que llegue ningún fantasma a cobrarse su venganza. Billy, la madre que te parió, vuelve a coger esa jarra y guarda el arma. Ya sabes que no me gusta que las desenfundéis aquí dentro. Y deja de hacer el idiota arrastrando los pies de esa forma, ya estoy bastante cansado esta noche.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">¿Billy?</span></div>
Simone Solitairehttp://www.blogger.com/profile/09216285864951490788noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-8248667126402911889.post-36308739072750929472014-10-31T12:00:00.000+01:002014-10-31T12:03:37.209+01:00El Alfarero Rojo<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Hubo una vez un alfarero que se concentró tanto en su trabajo con el miedo a defraudar a aquellos que confiaban en él que acabó por obsesionarse y volverse loco.</span><br />
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Este hombre, cuyo nombre nadie recuerda, vivió en un lejano reino, y era conocido tanto por sus obras de arte como por su preocupación constante hacia su oficio. Su trabajo era su vida: no tenía esposa ni hijos y jamás había aceptado a nadie como aprendiz, ya que nunca se había topado con alguien que se sacrificase tanto como él en su profesión. Era, a los ojos de todos, una persona solitaria, mas poco le importaban a él las habladurías de la gente, puesto que apenas tenía tiempo para completar su sueño en el día a día. Su sueño era, ni más ni menos, que sus obras fueran recordadas y perdurasen en el tiempo, una vez él hubiera alcanzado el descanso eterno. </span><br />
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Su habilidad para moldear la arcilla llegó a oídos del rey, un monarca caprichoso que buscaba levantar la envidia del resto de los reinos vecinos, y movido por la necesidad de sobresalir por encima de ellos, se presentó un buen día en el taller de nuestro buen hombre y le ordenó un encargo:</span><br />
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><i>"Dicen que no hay cerámica mejor que la tuya en todo el reino, artesano. Quiero una urna de cerámica digna de un rey, que sea la envidia de todos, tanto aquí como en cualquier rincón del mundo. Te doy de plazo para realizar el trabajo hasta mañana, con la llegada del alba".</i></span><br />
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Apenas un día para un encargo de semejante magnitud era muy poco tiempo, pero el alfarero aceptó, lleno de orgullo al pensar que una de sus obras pudiera formar parte de las pertenencias de la familia real. Así pues reunió los mejores materiales y lo dejó todo dispuesto para realizar la obra, encerrándose en su taller. Apenas se dio cuenta de que al comenzar, ya había anochecido y que sólo se alumbraba por el viejo candil de cristal que colgaba del techo. Muchas veces ese destartalado artefacto se apagaba y el solitario artesano se veía obligado a subirse a una silla de mimbre para descolgarlo, volver a prender la mecha y de esta forma no pasar la noche completamente a oscuras. Aquella noche no fue una excepción y eso fue el principal motivo de la desgracia que le sucedió:</span><br />
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Cuando, subido a la silla trató de descolgar el viejo candil en total oscuridad, forcejeó con él y la silla acabó por volcarse, cayéndose con él sobre el duro suelo de piedra del taller junto con el candil, que se partió en pedazos. El alfarero tuvo la mala suerte de caer sobre los restos del farol, e instintivamente apoyó las manos para amortiguar el golpe. Al poco fue consciente de su estado: los cristales del candil se habían clavado en sus manos, y ahora sangraban copiosamente por los cortes practicados. El hombre se extrajo como pudo los fragmentos más grandes y aparatosos pero aunque consiguió mitigarla, no pudo parar por completo la hemorragia.</span><br />
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Haciendo muestra de su terquedad, hizo de tripas corazón y antepuso su seguridad al encargo del rey. Y, sangrando y dolorido, pasó la noche en vela realizando el trabajo a oscuras.</span><br />
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">A la mañana siguiente, cuando el rey se personó con sus guardias en el taller del artesano, lo descubrieron tendido en el suelo, casi inconsciente debido al cansancio y a la sangre perdida, y con el horno del taller encendido. Los guardias atendieron al alfarero y llamaron a un curandero a la vez que sacaban la pieza de cerámica del horno y la enfriaban. Al hacerlo, todos los presentes enmudecieron ante la belleza de la urna que el artesano había elaborado. Su sangre, vertida sobre la arcilla fresca durante toda la noche, se había mezclado con ella y la ya de por sí impresionante pieza poseía una brillante coloración rojiza intensa, dándole un aspecto todavía más solemne y cautivador. No tardaron en circular rumores que apuntaban a que la urna estaba inbuída con magia, y que en las noches sin luna brillaba con un fulgor rojizo, como la llama del candil de cristal que nunca debió apagarse.</span><br />
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">No todo fueron buenas nuevas: las manos del artesano estaba destrozadas y sus profundas heridas se habían infectado. Con mucho esfuerzo el curandero logró salvarlas, pero debido al daño causado quedaron inútiles, lo que significaba que el hombre no podría volver a realizar ninguna pieza de cerámica durante el resto de su vida.</span><br />
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">A partir de ese día, se le conoció como el Alfarero Rojo, debido a esa urna que le encargó el rey. Dicha urna se convirtió en una reliquia casi legendaria que, tras la caída del reino tiempo después, muchos buscaron pero nadie encontró. También dicen que el Alfarero Rojo, al descubrir que su vida quedaba privada de aquello a lo que se había dedicado por completo, acabó por perder la cordura y se murió de pena. ¿Qué fue de la urna? Nadie lo sabe. Pero lo que sí se sabe, es que por muy triste que sea esta historia, el Alfarero Rojo cumplió su sueño de perdurar en el tiempo por medio de sus obras, a pesar de haber alcanzado el descanso eterno.</span></div>
Simone Solitairehttp://www.blogger.com/profile/09216285864951490788noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-8248667126402911889.post-3919982351600744652014-10-19T00:24:00.000+02:002014-10-19T00:24:35.389+02:00Sobre el Mar de Nubes y la Isla en el Cielo<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Hay quien dice que tras los días de lluvia y tormenta, puede verse en el cielo un atisbo del Mar de Nubes. Cuentan que allí arriba, en lo más alto, hay todo un mundo nuevo que conforma el techo del nuestro, pero el caso es que nadie ha podido contemplarlo con sus propios ojos. Y en alguna parte de esta vasta región, deambula Nabras, la Isla en el Cielo, meciéndose entre las nubes de ese blanco mar. Sólo los shirtide, aquellos que vulgarmente se conocen como los hombres-pájaro, el pueblo alado que posee el don de cabalgar los vientos, ha estado allí, estableciendo la capital de su reino en esas cumbres flotantes. En esas altitudes son sin lugar a dudas los únicos reyes y señores, ya que ni siquiera las aves que sobrevuelan nuestros pueblos y bosques son capaces de llegar tan alto con sus alas. Allí se alza su reino: pueblos y ciudades ocultos a los ojos de los extraños que se asientan sobre peñascos y montañas escarpadas, gobernadas por una ciudadela en la parte más elevada de la enorme isla. Las historias cuentan que, en su soberbia, los shirtide la coronaron con torres de mármol tan altas que incluso llegan a tocar el sol.</span><br />
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Ningún hombre o mujer ha sido capaz de llegar a surcar el Mar de Nubes ni probar verdaderamente que dicha isla vagabundea a lo largo y ancho del cielo y que por tanto existe. Sin embargo, circulan rumores que apuntan a que en algún lugar del lejano Sur están construyendo barcos voladores con los que poder navegar más allá de nuestros cielos, hacia el Mar de Nubes...</span></div>
Simone Solitairehttp://www.blogger.com/profile/09216285864951490788noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-8248667126402911889.post-55385098174993272972014-04-24T22:38:00.003+02:002014-10-14T15:05:04.036+02:00Cachorro<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Aún somos poco más que un cachorro.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">La edad no nos hace crecer, lo hacen todos los problemas que nos atacan a medida que pasa el tiempo. Aprendemos a palos y por las malas, esas son las únicas y verdaderas lecciones que mellan en nosotros y perduran con el tiempo. Las que nos dejan ese regusto agridulce al aprenderlas, las que no hace falta hacer muchos esfuerzos para recordarlas. Aquellas que cuando alguien las menciona, inmediatamente hurga en la herida que llevamos dentro. Es así cuando empezamos a crecer.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Y crecemos constantemente, nunca dejamos de hacerlo. Para algunos no es suficiente, bien porque quisieran crecer aún más o bien porque lo necesitarían para poder espabilar de una maldita vez. Pero lo que sí es cierto es que en algún momento todos hemos querido, aunque sólo fuese una vez, no tener que volver a hacerlo.</span></div>
Simone Solitairehttp://www.blogger.com/profile/09216285864951490788noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8248667126402911889.post-50436823360709087782014-02-06T20:22:00.000+01:002014-10-13T03:01:05.330+02:00Cuatro reyes<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Hubo una vez cuatro reyes que se repartieron el mundo.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Uno al norte, en su trono de hielo, dormido para toda la eternidad custodiado por vientos fríos y nieves perpetuas. Otro</span><span style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif;"> al sur, entre bosques de árboles milenarios, protegido por los espíritus más antiguos. El tercero</span><span style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif;"> al oeste, en el océano y bajo las aguas, donde las tormentas en los mares no sienten piedad de nada. </span><span style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif;">Y el último al este, con su reino en las arenas del desierto, ya caído en desgracia y donde ahora sólo quedan ruinas.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Hubo una vez cuatro reyes que se repartieron el mundo. Cuatro reyes, que ahora tres, mantienen sus dominios a lo largo del tiempo, esperando que llegue el momento en el que puedan volver a revelarse y una vez más levantar a sus ejércitos.</span></div>
Simone Solitairehttp://www.blogger.com/profile/09216285864951490788noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-8248667126402911889.post-5338934831432922132014-01-13T10:54:00.001+01:002014-01-13T10:56:33.135+01:00Mi lobo blanco<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif;">Dicen que las noches son mágicas, ¿sabes? Hay algo en ellas, algo que las hace extrañas, atrayentes. Especiales. Es en esas noches cuando mi mente se evade de lo que acontece a su alrededor y logra que todo tenga un sentido diferente. ¿Sabes por qué considero que la relación que tenemos es tan extraña y a la par especial? La razón de ello es que me recuerdas a mí. A mí hace unos años, cuando todo lo que me rodeaba era mucho más frustrante, cuando parecía que en el futuro no había nada claro... Es evidente que no somos iguales, pero cuando me cuentas tus problemas, me recuerdan a los míos. Tampoco son los mismos pero su esencia sí es la misma y el sentimiento que provoca, muy parecido. Y los ojos azules... Definitivamente los ojos azules tienen algo que ver en todo esto.</span></div>
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><div style="text-align: justify;">
A veces mirándote a ti me veo a mí. Es extraño. Me pregunto qué opinión tendrás de mí, de forma sincera. Me pregunto qué tendremos realmente en común. Si tú también notas que hay noches que son mágicas, que tienen algo en el ambiente que las hace distintas. Especiales. Noches en las que sueñas con tu animal. Como me sucede a mí con mi lobo blanco. Últimamente apenas noto su presencia, pero hace un tiempo hasta se me aparecía en sueños. Antes lo notaba caminando conmigo allá a donde fuese, en mi interior. Ahora es como si estuviera dormido. Sólo espero que no me haya abandonado. </div>
<div style="text-align: justify;">
Me pregunto si tú tendrás un animal que camina contigo, y cual será. Me pregunto si te visitará en sueños y si ves en él la fuerza que muchas veces necesitas pero no sabes de dónde sacar. </div>
<div style="text-align: justify;">
Y de ser así, sólo espero que jamás tengas la sensación de que te haya abandonado.</div>
</span>Simone Solitairehttp://www.blogger.com/profile/09216285864951490788noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-8248667126402911889.post-64987176396223148852014-01-06T11:00:00.000+01:002015-04-21T21:50:03.901+02:00Fimias<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Se dice que las fimias son pura energía: retazos de magia que toman forma corpórea y se dedican a vagar por el mundo. Pequeñas y luminosas como luciérnagas inquietas, las fimias deambulan por los rincones en los que rebosa la vida, por eso su lugar favorito son los bosques durante la primavera y el verano. ¿A dónde van en otoño y dónde se refugian en invierno? Nadie lo sabe. Tal vez se esconden en el mismo lugar que lo hacen las mariposas, bien bajo el tronco de un árbol seco que capea una tormenta, o bien migran hacia lugares lejanos y más cálidos como se les ha visto hacer a algunas aves. La verdad, nadie la conoce. Lo que sí se sabe es que las fimias están asociadas a la presencia de vida. Cuando un pueblo se instala demasiado próximo a las fronteras de un bosque, tarde o temprano las fimias acaban entrando en las casas, revoloteando en los lugares que haya más actividad. La gente acostumbrada a su presencia ha aprendido a ignorarlas, a pesar de que algunas veces pueden llegar a ser verdaderamente molestas.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">En ocasiones, una fimia es mucho más grande que el resto de sus compañeras, llegando a tener un tamaño abismal (un palmo de alto, aproximadamente). Hablamos entonces de una alta fimia, un ser que es capaz de entender el lenguaje humano y que tiene consciencia de sí mismo y capacidad de comunicarse. Las altas fimias pueden adoptar diversas formas, aunque las más comunes suelen ser las de mujeres en miniatura o duendecillos. Las más creativas optan por otras formas, e incluso las mezclan dando como resultado aspectos inverosímiles. Son seres más extraños que sus primas las fimias: hoy en día, ya resulta raro toparse con alguna fimia aunque uno permanezca durante semanas en el corazón de un bosque, y las altas fimias ya se recuerdan únicamente por viejas canciones. Son realmente curiosas, sobre todo con los seres que tienen raciocinio, aunque apenas muestran perseverancia. Tan pronto como una alta fimia viene, se va.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Excepto una. Una alta fimia realmente especial. Una que, a diferencia del resto, poseía un nombre. Y ella es la protagonista de esta historia...</span></div>
Simone Solitairehttp://www.blogger.com/profile/09216285864951490788noreply@blogger.com5tag:blogger.com,1999:blog-8248667126402911889.post-53294188564071868332012-10-24T15:03:00.003+02:002015-03-09T17:39:06.621+01:00Sobre los aullidos en las noches de luna llena<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Trebuchet MS",sans-serif;">Hace mucho tiempo, cuando el mundo todavía era desconocido y salvaje
para las criaturas que lo habitaban, hubo dos pueblos que compartieron las
tierras al pie de estas montañas. Aunque distintos, durante generaciones
coexistieron pacíficamente.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Trebuchet MS",sans-serif;">Llegó un día en el que un joven de una de las aldeas se topó, a la
orilla del río que nacía de aquellos picos cercanos, con una chiquilla del poblado
vecino. Quién sabe si fue en ese primer encuentro cuando las vidas de ambos
quedaron unidas. Apenas importa. Lo único que cuenta es que el destino de ambos
quedó sellado.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Trebuchet MS",sans-serif;">Con el tiempo, los encuentros entre aquellos jóvenes fueron cada vez
más frecuentes, más duraderos…<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Al poco
ambos quedaron prendados el uno del otro y se volvieron inseparables. Fue una
época feliz para todos, también para las gentes de ambas villas, pero sobre
todo para los dos jóvenes enamorados.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Trebuchet MS",sans-serif;">Sin embargo, llegó un día en el que los recursos de esas tierras
comenzaban a escasear. Los inviernos eran cada vez más crudos, la caza
escaseaba y las malas cosechas se encadenaban una tras otra. Las dos aldeas
comprendieron que para poder sobrevivir debían abandonar aquel lugar. Pero a
pesar de compartir el problema, ambos pueblos tomaron diferentes medidas para
abordarlo: el de la joven optó por viajar al noreste, con la esperanza de
encontrar un nuevo hogar al otro lado de las cumbres nevadas, mientras que el
del muchacho decidió avanzar hacia el sur, seguro de que podría asentarse
en el verde valle que allí reposaba. Los habitantes de ambos se desearon lo
mejor unos a otros, y tras la despedida, partieron, cada uno en una dirección
distinta.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Trebuchet MS",sans-serif;">No todos aceptaron de buena gana el tener que abandonar aquellas
tierras. Los dos jóvenes tuvieron que ser arrastrados por sus respectivas
familias en el momento de la partida, ya que ambos se resistían a irse y aunque
a todos les entristecía, ¿qué otra cosa podían hacer?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Trebuchet MS",sans-serif;">El muchacho fue más tenaz que la chica, y a los tres días de viaje
hacia el sur, logró separarse del resto de su pueblo, en una noche en la que el
cielo estaba sembrado de estrellas, la luna llena brillaba con fuerza y todos
los demás dormían. Desfallecido, se detuvo a recuperar el aliento en el lugar
en el que poco tiempo atrás, había sido su hogar. Y alzando la vista, observó a
la luna en todo su esplendor, y se atrevió a hacer algo que muchos de los
ancianos de su aldea jamás se atreverían siquiera a soñar. Sacando fuerzas de
donde no las había, se arrodilló y sin dejar de apartar la mirada del cielo, le
suplicó a la luna que le ayudase.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Trebuchet MS",sans-serif;">Y contra todo pronóstico, la luna lo escuchó, y le dio una respuesta: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">“¿Tanto amas a esa persona? ¿Renunciarías a
tu libertad por ella? Sé mi siervo, ahora y por siempre y te ayudaré. Te daré
la fuerza y el poder para encontrarla”</i>.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Trebuchet MS",sans-serif;">El joven accedió al instante, jurándole servidumbre a la luna, y ésta,
con su pálida luz, lo bañó en ella y le otorgó su don. El muchacho había caído
de rodillas, y fue la bestia quien se levantó en su lugar, ya que el hombre dio
paso a un lobo enorme y descomunal… pues ese fue el don que la luna le entregó.
Convertido en aquella criatura, mitad terrenal y mitad divina, emprendió su
frenética carrera en busca de su amada.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Trebuchet MS",sans-serif;">Rastreó su olor, una pista que ahora se mostraba clara y evidente, atravesando
las faldas de las montañas, corriendo sin descanso, hasta que al final dio con
ella.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Trebuchet MS",sans-serif;">Pero lo que le aguardaba era algo para lo que el joven lobo no estaba
preparado.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Trebuchet MS",sans-serif;">Al verlo, la joven enmudeció de puro terror, ya que jamás podría, ni
pudo, reconocer los ojos de su amado en aquel rostro. Él trató de hablar, de
explicarle quién era, pero de sus fauces sólo se escapó un ronco sonido que
lejos estaba de ser palabras entendibles. No tardaron el resto de las gentes<a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=8248667126402911889" name="_GoBack"></a> en acudir armados con antorchas y estacas, por lo que el
muchacho, ahora lobo, no tuvo más remedio que batirse en retirada hasta
resguardarse en las montañas, tras emitir otro gruñido de lástima. Y cuando
tendido sobre un claro su alma yacía rota en pedazos, volvió a escuchar la voz
de la luna, que decía: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">“Yo he cumplido mi
parte del pacto, y ahora te corresponde a ti cumplir con la tuya. Sé mi
emisario y mi voz en estas tierras y tómalas bajo tu dominio en mi nombre para
toda la eternidad”.</i> </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Trebuchet MS",sans-serif;">El gran lobo, que ya nunca más hombre, se vio atado a su juramento y
lo cumplió, conquistando esas tierras y siendo su soberano y guardián hasta el
fin de los tiempos. Hace mucho que las gentes de su propia aldea olvidaron su
nombre, y ahora se le conoce por el antiguo nombre con el que los dioses llamaban
a sus elegidos. Él mismo olvidó su vida pasada, pero nunca pudo olvidar el amor
que lo hizo encadenarse a aquel servicio eterno. Y dicen, que todavía hoy, en
las noches de luna llena, en esas montañas del norte se escuchan los terribles
aullidos del lobo, rogándole a la luna una segunda oportunidad para abandonar
esas montañas y poder recuperar a su amada. </span></div>
Simone Solitairehttp://www.blogger.com/profile/09216285864951490788noreply@blogger.com9